Albino Lacasa tiene 110 vacas en su explotación de Barós, a apenas tres kilómetros de Jaca. Cuando llega el buen tiempo, la mayoría sube a pastar cerca de Villanúa y de Aísa, pero las que van a parir o lo han hecho hace poco se quedan en la granja y comen en los campos que el ganadero tiene cerca de ella. "Este año hemos dejado aquí unas 40 y para el 10 de agosto ya les tuvimos que empezar a dar alfalfa porque no quedaba hierba, cuando otros años han podido pastar hasta el mes de noviembre", lamenta.

La alfalfa se acabó hace unos días y ya han tenido que comenzar con el pienso, elevando aún más sus costes de producción. "Nos cuesta sobre 1,10 euros por vaca y día", indica Lacasa, que asegura que la ausencia de precipitaciones --"hace dos o tres meses que no llueve bien"-- está dejando el campo "abrasado". De hecho, ya teme que las vacas que están en puerto tendrán que bajar antes de tiempo: "Por arriba hay hierba, pero está muy seca".

Lo peor es que, a pesar de la falta de lluvias, los ganaderos saben que será muy difícil cobrar las indemnizaciones del seguro de sequía en pastos. "El problema es que se hacen fotos aéreas para ver el índice de verdor e igual cogen una zona de pinos y ya se desvirtúa todo porque eso no es pasto", explica Lacasa, que comenta que él se quitó el seguro en la sequía del 2012. "Pagábamos y jamás cobrábamos, así que mucha gente optó por hacer lo mismo". Por eso, el ganadero reclama un cambio en los criterios que utiliza Agroseguro.