Lucía Martín, la vidente afincada en Magallón que cobró 165.000 euros a un empresario valenciano que buscaba conquistar a una mujer, está convencida de que no cometió una estafa. "Estamos en un estado de libre comercio y cada uno pone sus tarifas", declaró a la cadena de televisión Cuatro.

Es más, la pitonisa, que tiene 30 años y procede de Barcelona, considera que si el conjuro de amor no funcionó con José Laparra, que también fue presidente del Club Deportivo Castellón, fue porque este no siguió al pie de la letra sus instrucciones.

Entre las rarezas que Laparra tenía que realizar figuraba una ceremonia diaria, denominada golpe de suerte, en la que, durante cuarenta días seguidos, debía ducharse a las dos y cuarto de la noche con aceite y esencias. Otra, llamada el amarre, costaba a razón de 15.000 euros por sesión, un precio que en la línea de tarot para la que trabaja Lucía Martín deben de considerar ajustado, pues, según su publicidad, el dinero no importa cuando de lo que se trata es de alcanzar lo que uno sueña.

Además, la vidente negó que, como sostiene ahora Laparra, el objetivo de la consulta fuera que le ayudara a realizar negocios con sus empresas. El motivo real era lograr el hechizo de amor, manifestó la adivina, tal y como él mismo, añadió, declaró en el juzgado tras ser detenido el pasado 15 de mayo.

Con respecto a la forma en que ocurrieron los hechos, la pitonisa manifestó que estuvo una hora y media escondida debajo de una cama mientras su padre forcejeaba con los intrusos, dado que Laparra se presentó en la vivienda, una casa de pueblo de tres plantas, acompañado de cuatro personas. Dijo asimismo que los asaltantes contaban el dinero que su progenitor les iba entregando, lo que le dio tiempo a pedir auxilio por teléfono.

Mientras, Magallón era ayer un hervidero de rumores. "No es posible que uno pague tanto por un conjuro de amor", manifestó un vecino en el bar Avenida. "Detrás de esto debe de haber algo de blanqueo de dinero", añadió.

Pero lo más curioso es que nadie ha visto a la pitonisa (que ayer no estaba en el pueblo) desde que se instaló allí con sus padres hace dos años, tras adquirir una vivienda. "Su madre dijo una vez que la hija vendía galletas por internet", relató una mujer que explicó que la familia Martín pasaba inadvertida en Magallón debido a que estos últimos años "se han vendido muchas casas a forasteros".

Por otro lado, Laparra no compareció ayer ante un juzgado de instrucción de Castellón, donde estaba citado en relación con un delito societario cuando presidía el club de fútbol, y tampoco justificó su ausencia.