Visto para sentencia. El juicio por el crimen de Fago terminó ayer con tres peticiones de condena de 21 años para el único acusado, Santiago Mainar, al que el fiscal, la familia Grima --representada por al abogado Enrique Trebolle-- y el PP --defendido por el letrado José María Viladés-- consideran autor de un delito de asesinato y otro de tenencia de armas por la muerte del alcalde Miguel Grima en una emboscada el 12 de enero del 2007. La defensa, que lleva Marcos García Montes, solicitó la absolución.

Inició el turno de informes el fiscal jefe de la Audiencia de Huesca, Felipe Zazurca, que expuso un pormenorizado y jurídicamente fundamentado informe --incluso la defensa alabó su brillantez-- en el que desgranó las pruebas practicadas en la vista oral que, a su juicio, confirman la veracidad de 30 de los datos aportados por Mainar en su confesión autoincupatoria inicial. "No podemos permitir que nos confundan los argumentos expuestos por el único acusado", del que indicó que se desdijo de su autoincriminación inicial "por consejo de su abogado ante el futuro de una condena" y de cuyo testimonio en la sala de vistas anotó que perdió "coherencia y credibilidad" y supuso "una contradicción sobre la contradicción".

TARTARÍN DE TARASCÓN

Zazurca, que destacó la profesionalidad mostrada por la Guardia Civil en las pesquisas, respaldó, con abundante apoyo de jurisprudencia del Supremo y del Constitucional, la validez como prueba tanto de la primera confesión del acusado como del resto de testimonios y pericias que a su juicio la respaldan. Y lanzó una andanada a la defensa: "Buscar en este caso cualquier irregularidad sería hacer como Tartarín de Tarascón, que quería cazar leones en el patio de su casa".

Las acusaciones basaron su petición de condena en tres pruebas: la confesión, la presencia de ADN del acusado en el coche de la víctima y el hallazgo de restos de disparo en su mano izquierda, que al ser zurdo es la diestra.

Solo el ganadero Enrique Orduna declaró haber visto el Mercedes de Grima cerca de la granja de Mainar, donde la mayoría de los testigos interrogados niega que hubiera estado por ser una pista de difícil acceso. Ese es uno de los lugares en los que el imputado, cuya explicación sobre su entrada en el coche de la víctima ha ido mutando conforme avanzaba la causa, dice haber subido al vehículo para explicar la presencia de su ADN. Orduna, a preguntas del fiscal, contestó que allí "no ví ningna berlina, solo vi el coche del alcalde", respuesta que Zazurca vio "cuando menos llamativa". "Sólo tiene una explicación, que este señor ha faltado a la verdad", añadió el fiscal, para quien la clave del ADN "está en que es una prueba irrefutable y en la falta de credibilidad del acusado".

Zazurca fue concreto sobre los residuos de pólvora: en la mano de Mainar había "partículas específicas, relacionadas con un disparo". Y eso, en su opinión, no admite debate pese a la "continua lucha" de la defensa "por explicar lo inexplicable, por refutar cualquier prueba".

UN PERDIGÓN EN EL ALA

El fiscal también analizó la declaración de Iñaki Bidegain, que aseguró que Mainar no era la persona que se cruzó con él en la escena del crimen, aunque la juez de Jaca considera que no pudo ver la cara de nadie con los movimientos que dijo haber realizado se le acercó el todavía misterioso hombre de la linterna.

"Estamos ante un testigo que lleva un perdigón en el ala", dijo, ya que, aunque varios testigos lo sitúan en Fago a la mañana siguiente del crimen, "no comenta nada a la Guardia Civil" y se va de viaje. "Sorprende un testigo que contesta antes de preguntarle y que acusa a la Guardia Civil de presionarle ¿Por qué no lo denunció? ¿Por qué calló tantas veces".

Trebolle añadió cuatro puntos a la lista de aspectos probados que desgranó el fiscal. "Si esto no coincidiera con la realidad no se estarían dando estos datos" en la confesión del acusado, ilustró. "Hay datos y detalles muy concretos --añadió-- que solo puede conocer el autor" del crimen.

Viladés insistió en esa tesis: "Santiago Mainar no es adivino ni tiene facultades de transmutación: en esa declaración da una serie de datos que si no es adivino no puede conocer".

Por su parte, el discurso de la defensa consistió en ir desgranando datos del sumario cuya validez refutaba con argumentos jurídicos diversos. En resumen, dijo que tanto la investigación policial como la instrucción judicial estaban mal hechas y que, por lo tanto, la causa debía ser declarada nula. También lanzó insinuaciones sobre la falta de investigación sobre el actual alcalde, Enrique Barcos, y mencionó el crimen de Polop. Alegó la doctrina del caso Naseiro para atacar la grabación de la confesión.