Encontrar "tu libro" en una mañana del 23 de abril es como buscar una aguja en un pajar. Y es que a las horas puntas de la tradicional fiesta del Día del Libro en el zaragozano Paseo Independencia, a los lectores se les hacía difícil acercarse a las mesas donde se expusieron miles de volúmenes dispuestos a ser comprados. Incluso de 14 a 17 horas se mantuvo "una participación ciudadana impresionante", en un día que el presidente de COPELI, José Luis Delgado, calificó como "el año más importante de la historia del Día del Libro" y durante el que las ventas "aumentaron un 200%" respecto a una jornada cotidiana. Y ofrecieron dos alicientes: un 10% de descuento y la firma de su autor --entre los que destacaron José Luis Corral e Ignacio Martínez de Pisón-- "con dedicatoria gratis", bromeó Joaquín Carbonell.

Las ofertas en libros no se ven todos los días, lamentaron algunos lectores. "Para una vez que hay descuentos en libros, hay que aprovechar", expresaron las maestras Cristina e Isabel Aliaga mientras ojeaban "álbumes ilustrados" y libros en inglés infantiles. "Buscamos libros muy visuales para que los niños completen la historia con las ilustraciones, y los mejores están en La Pantera Rossa", añadieron estas zaragozanas.

ESENCIA DE RASTRO

Entre la oferta editorial siguió triunfando la ficción y el libro infantil, y el cómic se hizo un hueco entre el público familiar. "¡Un tebeíco de la cebolla de Fuentes!", anunciaba el artista Luis Orús como si de un rastro se tratara y es que, realmente, algo de esa esencia de rastrillo tiene el Día del Libro porque este evento, según señaló el escritor Juan Bolea que estuvo ayer firmando ejemplares, es una forma de "romper la barrera de la torre de marfil del escritor" para "hablar un ratito con cada lector y pedirles opiniones", un intercambio que consideró "necesario".

Este año, este evento literario pensó especialmente en el público infantil. El Tragachicos, los castillos hinchables y los cuentacuentos sobre la hazaña de San Jorge puso el acento aragonés a la cita y consiguió atraer a los más pequeños. Los cómics también fueron la gran atracción del público familiar porque además, según aseguró Josema Carrasco, "Zaragoza es un importante caldo de cultivo para muchos dibujantes de cómic". "Para dibujar no necesitas wifi y puedes hacer lo que quieras", contaba Juanfer Briones a los niños mientras les ilustraba el tebeo con un dibujo.

Los zaragozanos salieron a la calle, alentados "por la tradición" y por el buen tiempo, "algo fundamental", subrayó Nacho Escuín, responsable de Ediciones de la Universidad San Jorge. "Para nosotros, que no tenemos librería propia, es una manera de abrirnos a la ciudadanía", agregó. Allí, también estuvo la joven escritora Celia Morcillo que vivió su primera experiencia firmando ejemplares. "Hay gente que está empezando a escribir que se acerca para preguntarme", explicó apoyando la idea del intercambio con el lector.

La coincidencia con la celebración de la Cincomarzada pareció no notarse ya que, como expresó José Luis Delgado, "son dos públicos diferentes" y "hay tiempo para todo".

Por otro lado, el Día del Libro dejó una sensación agridulce para algunos libreros tal y como expresó Alejandro Martínez de la librería Futuro. "Hoy todo va muy bien pero el resto del año nos estamos muriendo", comentó aludiendo a la crisis del sector editorial.