Con la que está cayendo, la Feria de Artesanía Aragonesa "aguanta el tirón". En resumidas cuentas, ese es el balance que hace la organización de la ya tradicional cita que este año celebraba su vigesimonovena edición y que visitaron, durante los nueve días, cerca de 33.000 personas, según aseguró ayer el presidente de la Asociación de Artesanos de Aragón, Alberto Carasol, poco antes de la clausura de la feria.

Una cifra que supone un descenso del 10% de visitas motivado "por la proliferación de los grandes centros comerciales que han abierto estos días y nos ha hecho competencia", explicó Carasol que, en cualquier caso, lejos de lamentarse, deja claro que "el público ha venido y el que viene sigue comprando". Una conclusión que lleva directamente a las ventas y a la crisis: "No tenemos datos definitivos, lógicamente la venta habrá bajado pero yo creo que la mitad de los talleres, por ejemplo, estarán contentos", razona Carasol que continúa, "y hablo de ventas pero es que muchos vienen aquí y el efecto lo notan a largo plazo por la publicidad directa que se dan a ellos mismos. Es decir, aquí se dan a conocer a la gente, hacen contactos y luego realizan muchos envíos".

SENSIBILIDAD DEL PÚBLICO Cuarenta estands han participado en la Feria de Artesanía Aragonesa, los cuales, más allá de las transacciones que hayan podido realizar, a última de hora de ayer hicieron un balance positivo: "Los que no conocían al público aragonés se ha quedado maravillado de lo sensibles que son los zaragozanos hacia el producto artesanal", aseveró Alberto Carasol que relacionó este hecho con que las ferias artesanales en Zaragoza están funcionando mucho mejor que las de fuera de aquí: "Ya pasó en el Pilar cuando se pensaba que nos íbamos a pegar un buen tortazo y fue muy bien, al nivel de otros muchos años; y ahora, aguantamos el tirón".

¿Cuál puede ser el motivo? El presidente de los artesanos aragoneses no lo tiene claro, pero sí cree que, a pesar de la crisis, "nos seguimos haciéndonos regalos, a los demás y a nosotros mismos". Algo que el propio Carasol entronca con lo aséptica que es la manufactura actual: "Ahora lo que te venden en la mayoría de las tiendas, te lo han podido fabricar en París, en Madrid o en China porque no se diferencia con otro. Son todos iguales. Y nosotros, aquí, tenemos un hueco para lo artesanal que está desapareciendo del mapa. Ofrecemos piezas con alma". Y es que, además, si por algo destaca la feria zaragozana es por la calidad: "Somos muy rigurosos a la hora de seleccionar los talleres que participan y eso es algo que también se nota y valora tanto la gente como los mismos participantes".

La Feria de Artesanía Aragonesa cerró ayer las puertas de su vigesimonovena edición y ya empieza a pensar en la del año que viene ya que la intención es continuar, por lo menos, el mismo tiempo que lleva funcionando: "Mientras las instituciones nos sigan apoyando y la gente comprando, aquí estaremos", concluyó un "satisfecho" Alberto Carasol.