Para correr hace falta andar y el Real Zaragoza, en clara crisis de juego y resultados, sacó una victoria obligada e imprescindible ante un Llagostera inofensivo, que apenas inquietó a Bono. El resultado, corto por el número de ocasiones que generó el equipo zaragocista, que tuvo escasa pegada arriba salvo en el gol anotado por Pedro tras un buen centro de Ortuño, es un bálsamo a todos los niveles. En la clasificación le acerca al playoff, recompone sensaciones, permite a Lluís Carreras esbozar su primera sonrisa triunfal como técnico zaragocista y, sobre todo, supone un soporte anímico para buscar una mejoría que, lejos de vislumbrarse en los anteriores encuentros con el técnico catalán, había sido inapreciable.

Al amparo de los triunfos se trabaja con más calma y el Zaragoza logró ayer, ante una Romareda que vivió entre el frío y las dudas que le ofrece su equipo, más despejadas con el paso de los minutos, alejar un poco los fantasmas, primer paso para nadar hacia las aguas, tan obligadas por historia y economía, como aún lejanas, del ascenso directo. De momento, se acostó anoche séptimo, empatado con la promoción, con la sexta plaza, a la espera de lo que suceda hoy. Por algo se empieza...

El triunfo hay que ponerlo en la cuarentena que supone un rival tan inocente como el Llagostera, que tiene más que difícil repetir la hazaña del curso pasado si mantiene ese carácter inofensivo arriba y blando atrás que mostró en una Romareda con menos de media entrada. Solo René y la falta de puntería mantuvieron vivo en el partido al equipo de Oriol Alsina. Explicó a las claras el conjunto catalán por qué lleva un punto fuera en 11 partidos y su visita fue una bendición para un Zaragoza que se apoyó en un Pedro más activo y en Ortuño, que fue un incordio siempre que se lo propuso para el flojo eje de la zaga rival.

Falló ocasiones de todos los colores el equipo de Carreras, las erraron Dorca, Rico, Hinestroza, Ortuño y, sobre todo, Diamanka, al que se le vio mucho en la segunda parte. El problema es cuando ese protagonismo va más acompañado de errores que de aciertos. Carreras, por cierto, le dio sus primeros minutos en el tramo final a Sergio Gil, que le cargó de razones al técnico para ofrecerle continuidad, porque con él la mejoría en la generación de fútbol fue evidente.

MAL INICIO Anda Carreras con un Zaragoza de transición a la espera de refuerzos, sobre todo de centrocampistas y también de un punta, y de que su estilo tenga de verdad reflejo sobre el césped. Por eso quizá apostó por el mismo esquema que en Oviedo con la entrada obligada de Isaac en el lateral y con el cambio de banda de Hinestroza y Pedro, para que ambos entraran por el costado que deben hacerlo y no a pierna cambiada. El que más lo notó fue Pedro, que pronto vio en Samu un chollo que no podía desaprovechar para empezar a enmendar un curso con más sombras que luces.

Con todo, el Zaragoza fue un dolor en los primeros minutos. Asentado en el 4-1-4-1 no podía con el Llagostera, de idéntica disposición en el intento visitante de sorprender a los de Carreras, que es verdad que se esfuerzan más en tocar, en buscar la combinación y en huir de pelotazos absurdos. Sin embargo, en la primera media hora, con Dorca desaparecido, lo habitual, y Diamanka perdido, el Zaragoza no tuvo un gramo de fútbol.

Al Llagostera le venía bien el plan y el partido solo se alteró en una llegada de Rico que Pedro remató para que René se luciera y en la primera buena jugada de Ortuño que Dorca no supo aprovechar. Daba la impresión de que, a poco que hiciera el Zaragoza, la victoria no se le podía escapar. Y así pasó. Desarboló Ortuño a Fran Cruz y puso el balón a Pedro para que a la media hora llegara de cabeza y a bocajarro el gol. Aún tuvo otra más Ortuño tras un buen desmarque a pase de Erik Morán. Eso sí, su definición fue para olvidar.

El Llagostera quiso dar un paso adelante tras el descanso, pero se quedó en el deseo. Buscó Alsina más presencia arriba con la entrada de Benja para jugar con dos puntas, pero las ocasiones eran zaragocistas. Pedro mandó un balón al larguero en una buena jugada personal e Hinestroza no supo rematar bien antes de lesionarse para que Sergio Gil ocupara su lugar, para caer en la banda izquierda. No es su puesto, pero el canterano, con ganas de reivindicarse, le sentó de maravilla al Zaragoza, que pasó a jugar con Diamanka por detrás de Ortuño y un 4-2-3-1.

El senegalés apareció mucho, con su desorden habitual, y tuvo hasta tres ocasiones. Un taconazo de Ortuño y dos buenos pases de Gil y la presencia de Pedro como catalizador le pusieron de gol a Diamanka, que disparo alto primero, mal después y que no pudo remachar el despeje de René tras tiro de Pedro.

OCASIONES PARA DIAMANKA A La Romareda le preocupaba la escasez de la renta y Alsina aún buscó más juego en ataque con Emilio Sánchez y el exzaragocista Edu Oriol. Un disparo del primero que se marchó fuera por poco fue el único susto para un Zaragoza donde Lluís Carreras recurrió a Ortí en un cambio que no pareció sentar muy bien a Ortuño, que buscaba su gol. Ortí tuvo su ocasión para que se luciera de nuevo René a pase de Diamanka, que se marchó con el gesto también torcido en el descuento. Pequeñas cuitas en todo caso, lo importante es el triunfo, obligado y vital, un paso, el primero. Ahora, es necesario que lleguen muchos más.