Cada día seis aragoneses sufren un ictus cerebral, de los que dos fallecen, una enfermedad que se repite a los cinco años en el 24 por ciento de las personas que la han sufrido, a los que los especialistas recomiendan "no bajar la guardia" y seguir el tratamiento.

Por ello, este año el Día Nacional del Ictus, que se celebra el jueves día 25, lleva por lema "después del ictus, no bajes la guardia", ya que la tasa de recurrencia es altísima, dijo hoy en rueda de prensa Carlos Tejero, del Servicio de Neurología del Hospital Clínico de Zaragoza, centro que organiza mañana una jornada para familiares de afectados.

El ictus engloba a las enfermedades cerebrales ocasionadas por las alteraciones de los vasos sanguíneos y, a diferencia de otras dolencias, aparece de forma brusca y sobre todo a edades avanzadas, por encima de los 76,5 años, aunque cada vez afecta más a los jóvenes por el consumo de cocaína o drogas de diseño, explicó.

Esta enfermedad es conocida popularmente también como apoplejía, parálisis, trombosis, embolia o derrame cerebral, supone un problema grave de salud y aunque afecta más a los hombres que a las mujeres tiene mayor letalidad en el sexo femenino, informó Tejero.

El síntoma más característico es la unilateralidad, es decir la paralización de alguna parte del cuerpo o la disminución de la sensibilidad, además de la dificultad para emitir o comprender el lenguaje, la imposibilidad para mantenerse de pie o para andar, la pérdida de visión de la mitad del campo visual o visión doble y la falta de precisión en los movimientos.

En general en los países europeos ha disminuido la tasa de incidencia, pero no en España donde se detectan más casos que antes porque hay mejores herramientas de diagnóstico y por el envejecimiento de la población, como ocurre en Aragón, aunque sí se han reducido los más graves debido a una mayor prevención y rapidez en el tratamiento.

Cada año ingresan en un hospital 130 personas por cada 100.000 habitantes debido a un ictus, una patología cerebral que sufren seis aragoneses cada día y más de 2.000 al año y cuyos principales factores de riesgo en los países mediterráneos son la hipertensión y el tabaco, afirmó el director del Clínico, Fernando Escolar.

Otros factores que dañan las arterias cerebrales aumentando la posibilidad de su aparición son el colesterol, la diabetes, el alcohol, la obesidad y el sedentarismo y las enfermedades del corazón, y en los jóvenes las drogas de diseño y la cocaína.

Para atender a estos pacientes, el Clínico dispone de una Unidad de Ictus y acaba de crear un puesto de neurólogo de guardia para el diagnóstico rápido, ya que el tiempo que transcurre desde que se sufre hasta que se atiende es fundamental para conseguir que las consecuencias no sean tan graves, según Escolar.

En general, agregó Tejero, un tercio de los pacientes fallece, otro tercio presenta secuelas bastante graves que no le permiten llevar a cabo tareas de la vida diaria y el resto se recupera totalmente o no tiene secuelas invalidantes.

Además del control de los factores de riesgo y de llevar una vida saludable para prevenir la enfermedad, este año el Día Mundial quiere incidir en la prevención secundaria para evitar la recurrencia, puesto que según este neurólogo "no hay nada más frustrante que tener que reconocer a una personas que ha estado ya hospitalizada cuando vuelve a urgencias porque le ha repetido el ictus".

Para ello se procura identificar el "perfil de riesgo" de cada paciente y las causas que han provocado la enfermedad, con nuevas técnicas diagnósticas de ultrasonidos o de imagen, con el objetivo de utilizar la estrategia preventiva más adecuada con medicamentos o intervención quirúrgica.

La modificación de las actitudes de la vida diaria que pueden suponer riesgo como el tabaco, el alcohol, la alimentación, el sedentarismo o el estrés también son importantes para prevenir un nuevo ictus.

Por parte de los afectados, Víctor Magdalena, de la Asociación de Ictus de Aragón (AIDA), destacó el papel de los médicos de Atención Primaria que ya se están concienciando en la detección de la enfermedad, en la que las primeras horas son fundamentales, e informó de que el Hospital Miguel Servet de Zaragoza está acabando de montar una Unidad específica.