La Dirección General de Tráfico eligió Zaragoza como ciudad piloto, junto a Badajoz, para el control de la conducción bajo la influencia de drogas tóxicas. En la madrugada de ayer se desplegó un fuerte dispositivo en la autovía de Logroño --a la altura de Pikolín-- y para hoy estaba previsto otro similar en la de Huesca --junto al desvío a Ontinar del Salz--.

El control del sábado se prolongó entre las 3.00 y las 11.00 horas y alrededor de 200 conductores se sometieron a las pruebas, según informaron las diversas fuentes consultadas, sin que ningún portavoz oficial haya facilitado la cifra de usuarios que dieron resultado positivo en las mismas.

Según los datos del Instituto Nacional de Toxicología de los últimos años, el 10% de los fallecidos en accidentes de carretera habían consumido drogas o las habían mezclado con alcohol. A esta cantidad hay que añadir la de las personas que quedan incapacitadas como consecuencia de siniestros en los que se implican estas sustancias.

El dispositivo empleado en Zaragoza estaba integrado por 24 agentes, una ambulancia con médico y diplomada de enfermería y tres funcionarios de la Dirección General de Tráfico. Estaba desplegado en ambos sentidos de la autovía, y el mayor número de pruebas se realizó a conductores que salían de Zaragoza.

Fuentes de Tráfico explicaron que los usuarios se habían mostrado colaboradores, pese a las molestias provocadas por la tardanza de las pruebas, que se prolongaban un tiempo mínimo de 15 minutos.

Uno de los afectados comentó a este periódico que la retención le había supuesto llegar tarde a su puesto de trabajo. "Afortunadamente, llevaba el móvil y he podido avisar a la empresa", añadió.

Las retenciones duraban más si el resultado era positivo y el conductor tenía que someterse a un reconocimiento médico que se prolongaba alrededor de otros 20 minutos.

La prueba de saliva era el primer examen al que se sometían los conductores, y el único si el resultado era negativo. Los positivos pasaban a reconocimiento médico, donde se determinaba si el usuario tenía síntomas de estar bajo los efectos de la droga. En caso contrario, no tenía que pasar más pruebas y podía continuar su viaje.

EXTRACCIONES DE SANGRE Si el médico confirmaba el consumo de estupefacientes, se preguntaba al afectado si quería someterse a la extracción de sangre. De negarse, se solicitaba autorización judicial para realizar la prueba. En el control de la autovía de Logroño no fue necesaria la actuación del juzgado.

Los vehículos de los usuarios sometidos a la extracción de sangre quedaron inmovilizados, y se informó a los conductores de que tendrían que acudir al juzgado cuando fueran requeridos, una vez conocidos los resultados de los análisis, que tardarán de siete a quince días.

Javier Blanco, comandante del sector de Tráfico de la comunidad que estuvo presente durante el desarrollo del dispositivo, explicó que el control se había realizado sin ninguna incidencia destacable ni excesivas retenciones y resaltó la buena disponibilidad de los usuarios. "Nadie se ha negado a someterse a la prueba", añadió.