La muerte de una niña de 3 años en un incendio en la noche del martes ha puesto de manifesto la persistencia del chabolismo en Zaragoza. Un centenar de personas sigue viviendo en condiciones infrahumanas en dos núcleos, uno cerca del Príncipe Felipe y otro en Cogullada, y varias decenas de personas más, como la familia de la niña fallecida, malviven al aire libre en otros puntos itinerantes.

El Ayuntamiento de Zaragoza y la DGA tienen presupuestados este año un millón de euros para realojar a los chabolistas y trabajar en programas educativos con ellos. Pero esta suma no alcanza a la familia de Pedro Giménez, padre de la pequeña fallecida, que llevaba diez meses instalada en una caravana en el camino del Vado, cerca de Vadorrey. Para los responsables municipales, este foco tiene carácter itinerante, por lo que no se puede beneficiar de la política antichabolista.

Fernando Gimeno, vicealcalde de Zaragoza y concejal de Acción Social, subrayó ayer lo «difícil» que resulta ayudar a salir de la pobreza a familias gitanas que se mueven continuamente por el territorio. Además, precisó que solo se puede actuar en el caso de que ocupen un terreno privado y sean denunciadas por el propietario.

GRAVES QUEMADURAS

En el incendio de la chabola, una vela o una estufa de leña pudieron causar el fuego que acabó con la vida de la niña de 3 años, además de provocar graves quemaduras a dos de sus hermanos, a un tío y al padre. El fuego se declaró sobre las 00.35 horas y, aunque los Bomberos llegaron en apenas tres minutos, al lugar del siniestro la precaria infravivienda ya había sido pasto de las llamas. La madre, que está embarazada de ocho meses, resultó ilesa pero ayer se hallaba en estado de shock.

Los dos hermanos de la víctima mortal, de 18 meses y 8 años de edad, están ingresados en la unidad de cuidados intensivos de Pediatría del hospital Miguel Servet. Por su parte, Pedro Giménez, de 25, fue trasladado a la uci del hospital Clínico, mientras que el tío de los pequeños, de 45 años, sigue ingresado en la unidad de quemados del Servet, con pronóstico reservado. Otros dos de los cinco hijos de esta pareja, de 6 y 2 años, salvaron la vida gracias a que los adultos lograron sacarlos a tiempo de la chabola, que estaba formada por una especie de caravana y una caseta adosada.

En el lugar del incendio existen otras cuatro chabolas, habitadas por unas veinte personas, la mitad de ellas menores de edad. Se trata de un núcleo chabolista de escasa antigüedad, según fuentes municipales, enclavado junto a la desembocadura del río Gállego. La familia Giménez apareció por el descampado hace diez meses, procedente de Ejea.

«Se ve que habían solicitado una vivienda, pero no se la concedieron porque él no tiene un trabajo fijo y se defiende con la recogida de chatarra», señaló un habitante del pequeño foco chabolista. Tan pronto como los Bomberos sofocaron las llamas, poco después de la media noche, un equipo de la Policía Científica se desplazó al poblado para examinar lo poco que quedaba de la vivienda, en busca de indicios que permitan establecer la causa del incendio. «Todo pasó muy deprisa, no dio tiempo a nada», contó un joven que vive junto a los afectados. La causa más probable del incendio es la caída al suelo de una vela. La llama debió de prender en los trapos y cartones amontonados en la chabola y el fuego pronto se propagó por el habitáculo, en el que los Bomberos descubrieron una bombona de butano que no llegó a estallar.