Más de 2.800 aragoneses, personas o empresas, intentaron el año pasado estafar al seguro, una cifra ligeramente superior a los más de 2.700 del año anterior. La Policía no es tonta, se dice, y las aseguradoras tampoco. Aún así, desde la patronal del ramo, Unespa, reconocen que las cifras del estudio anual --no son estadísticas exhaustivas-- reflejan únicamente los casos que se detectan, a menudo los más flagrantes.

En los últimos años, con la crisis, cada vez son más los ciudadanos que intentan sacarse unos ingresos extras, a menudo en pequeñas cantidades, pensando que nadie se va a molestar en investigarlos. Pero precisamente por ser intentos desesperados, suelen ser "muy burdos" y fáciles de detectar. Y a las compañías les compensa.

El ICEA, organismo de investigación para las aseguradoras, lleva solo desde el 2010 elaborando este informe detallado por comunidades autónomas, y Aragón, pese al crecimiento, no sale mal parado respecto a la media estatal, donde los casos han crecido más de un 10%. Aún así, según las cifras del último año, más de siete aragoneses intentan cada día estafar a su compañía aseguradora. Y un número indeterminado lo consigue.

Por ramos, la estrella de estas tentativas es el seguro del automóvil, que en el 2011 supuso un 51% de los casos (1.444), aunque el año anterior alcanzó un 70%, con 1.921 fraudes detectados. Los tipos de engaño son de lo más variado, pero mayoritariamente se trata de la ocultación de daño o su preexistencia, un 27,8% a nivel nacional. Se trata, como explica un portavoz de Unespa, de "contratar un póliza a todo riesgo después de haber sufrido un choque, por ejemplo".

Los siniestros simulados son también muy frecuentes, así como las reclamaciones desproporcionadas, como intentar cobrar un intermitente roto a precio de batería. Casi un 10% de los intentos de cobro inmerecido corresponde a una rama más elaborada, la llamada exclusión de cobertura, el tratar de disfrazar los daños de una categoría no cubierta. "Por ejemplo, disfrazar de robo con fuerza un hurto, rompiendo la ventanilla del coche", explican desde Unespa. Precaución básica: romper el cristal desde fuera.

CONFIANZA "La gente tiende a pensar que nadie va a reparar en ellos, pero esto no es así. Se investiga todo lo sospechoso", asegura el portavoz de la patronal aseguradora. "No hay que exagerar, no es un fenómeno extendido, a nivel nacional estamos hablando de 131.000 casos sobre 100 millones de pólizas", explica. Por lo que cuenta, los defraudadores potenciales tienen pautas fácilmente reconocibles. "Hay muchos elementos que hacen saltar las alarmas. Si el siniestro está muy pegado a la fecha de contratación del seguro, muy probablemente haya algo raro", explica.

Otro motivo para la investigación es que, pese a lo que pudiera parecer, sale muy rentable seguir las pistas. "El dinero perdido en pagar fraudes repercute en las pólizas del año siguiente", explica el portavoz, pero esto al tramposo no le inquieta, y a la aseguradora, a la postre, tampoco demasiado. Pero sí el hecho de que, el año pasado, con cada euro invertido en investigación se ahorraran el pago de 46. Un importe total de 364 millones de euros con los 8 que se destinan a las pesquisas.

INFORMÁTICA La noticia menos mala para las aseguradoras es que, como se decía, el aumento de los intentos de fraude parte mayoritariamente de afectados por la crisis, no profesionales y, por ello, poco habilidosos. "Antes, los grandes destrozos económicos venían de grupos organizados, a los que costaba más descubrir", explican desde Unespa, pero los ciudadanos comunes y corrientes se preocupan menos de cubrir el rastro que dejan.

"Es asombrosa la cantidad de gente que presume de sus hazañas deportivas en internet estando de baja por enfermedad, o que denuncian el robo de objetos que de inmediato aparecen en portales de subastas... con su propio teléfono como contacto", explica el portavoz.