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El fenómeno de la inmigración

Aragón expulsa a más de 1.300 extranjeros desde el 2011

Son residentes irregulares o condenados por delitos no muy graves. Los abogados critican la 'doble pena' de las deportaciones tras la cárcel

Las autoridades aragonesas han incoado desde el 2011 1.323 procedimientos de expulsión de extranjeros, el equivalente a localidades como Montalbán o Figueruelas. De ellos, 129 en lo que va de este año, con datos actualizados hace una semana. El ritmo corre más o menos paralelo a la evolución de la población extranjera residente en la comunidad, que este año se ha desplomado de 173.653 a 148.922, según datos del Instituto Nacional de Estadística. Este año, de mantenerse el ritmo, terminaría con 387 expedientes iniciados, cifra similar a la del 2012, cuando había casi 30.000 inmigrantes censados más.

Según la legislación vigente, estas expulsiones --los datos son de expedientes incoados, no se sabe cuántos se han ejecutado, precisaron fuentes de la Delegación del Gobierno en Aragón-- pueden derivar de condenas con pena de prisión, que se sustituyen, o de incumplimientos administrativos tipificados como graves, como estar mucho tiempo sin comunicar un cambio de residencia o situación laboral, o no renovar un permiso.

Los abogados especializados en Extranjería, como los del Servicio de Atención y Orientación Jurídica a Inmigrantes (SAOJI), llevan tiempo alertando de la doble condena que supone en muchos casos este sistema. Los presos cumplen su condena, pero por diversas razones --olvido, denegación de permisos-- no renuevan sus papeles en prisión, por lo que cuando salen son inmediatamente deportados. Cuando no se les cancela directamente el permiso por sus antecedentes penales.

Otros letrados apuntan más alto y señalan la concepción errónea de la legislación de Extranjería Europea, que vincula una potestad de cada país, como la autorización de la residencia, a un derecho fundamental como el del trabajo.

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