Un año después de la celebración en Madrid de una manifestación para denunciar el abandono de la España interior, sus promotores, entre ellos y muy en primer lugar Teruel Existe, consideran que el balance de aquella acción fue «positivo».

El objetivo, que era conseguir un pacto de Estado contra la despoblación, no se ha conseguido «todavía», reconocen. Pero insisten en que la marcha de decenas de miles de personas por el paseo de la Castellana el 31 de marzo del 2019 puso al movimiento en el buen camino para lograrlo y fue una demostración de fuerza y unión del movimiento, que agrupa entidades de todo el país.

«En el tiempo transcurrido desde la manifestación es innegable que hemos logrado mucho», subraya Pepe Polo, de la Federación de Asociaciones de Teruel y miembro de Teruel Existe, que pone como ejemplo el hecho de que su agrupación de electores obtuviera un diputado y dos senadores en las generales de noviembre del año pasado.

«Lo logrado no siempre es tangible, pero lo cierto es que hasta aquel 31 de marzo nunca se había hablado tanto de la España vaciada», explica Polo. «El primer éxito ha sido que la despoblación que afecta a muchas comunidades sea considerada un problema de Estado que ha atraído el interés de todas las fuerzas políticas sin excepción». Otro avance, recalca, es el hecho de que las numerosas entidades provinciales y comarcales contra la despoblación hayan confluido en una plataforma denominada E-20, con sus respectivas derivaciones autonómicas. Y, en el caso de la comunidad aragonesa, que se haya creado Evaragón, que agrupa a distintos territorios.

Otro hito en la consolidación de la nueva fuerza política fue el paro ciudadano que se organizó el 4 de octubre del año pasado y fue seguida masivamente en los pueblos de todo el país.

En noviembre llegaron las elecciones que auparon a Teruel Existe, cuyo diputado Tomás Guitarte resultó crucial para la elección de Pedro Sánchez al frente del Gobierno de la nación. «Y ese espíritu, el del 10-N, conserva toda su pujanza», sostiene Pepe Polo.

En su opinión, «el pacto de Estado contra la despoblación que propugnamos acabará firmándose». Pero, mientras tanto, precisa, ya se ha logrado que las demandas de la España vacía estén sobre la mesa en las más altas instituciones políticas.

La lenta batalla para ganar habitantes: Bueña y Lechago

Los logros políticos del movimiento que denuncia la discriminación sufrida por la España menos habitada no se han traducido, de momento, en avances palpables para los pueblos de Aragón. «Revertir la despoblación es un proceso muy lento», afirma Beatriz Martín, que resultó elegida senadora en la formación Teruel Existe y preside la asociación Abueñízate.

Sabe de lo que habla. Ella vive en Bueña, una localidad de medio centenar de vecinos, y ha visto cómo recientemente se marchaba la familia que regentaba el bar. «Ahora estamos buscando gente que venga y realice esa misma labor y que se alojaría en una casa rural del ayuntamiento», explica.Con todo, Beatriz considera «que se ha ganado mucho en presencia mediática, en atención por parte de las instituciones y en promoción turística», tres frentes que acabarán dando sus frutos.

María Jesús Soriano, de la asociación Amigos de Lechago, es menos optimista. «Desde la gran manifestación de Madrid no se ha notado ninguna mejora en este pueblo», subraya. «Somos solo 46 y seguimos perdiendo habitantes», lamenta, y denuncia que los problemas se amontonan para los vecinos.

«La torre de la iglesia se cae a pedazos, la carretera está llena de baches y el embalse que se ha construido en el término no genera ninguna riqueza», denuncia. Para colmo, añade, las granjas de animales se multiplican en la cercanía del casco urbano, con el consiguiente problema de malos olores.