Una suerte de ensayo de lo que podría ser una «gran coalición». Un pacto a izquierda y derecha que tan difícil parece incluso de imaginar en España y que ayer se hizo posible en Albarracín con la excusa de la despoblación o gracias a ella. Los dirigentes socialistas del Gobierno de Aragón y de Castilla-La Mancha, Javier Lambán y Emiliano García Page, y el líder popular de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, reclamaron juntos medidas eficaces para el medio rural en medio del griterío que ha dejado tras de sí la campaña electoral madrileña.

Los tres líderes autonómicos sellaron ayer varios pactos. Uno, el primordial, contra la despoblación. Otro, el del silencio en torno a cualquier pregunta que escapara del primero o que supusiera hablar de la pandemia y romper filas con el Gobierno central en esa difícil gestión. Y el tercero, para escenificar una política de «grandes acuerdos» que los tres echan de menos en España, pronunciando la palabra «consenso» que tan cara es de escuchar en otros foros.

«En España nos encanta hacer la política de discoteca, con muchos decibelios, pero para lo que hace falta coraje es para hacer la política moderada», aseguró García Page, que señaló que «los tres que estamos aquí somos amantes de los consensos, de los que traen a España estabilidad y mayorías».

El castellanomanchego lamentó la realidad «fragmentada» que se vive en el país, y criticó que «muchísimos pequeños partidos que terminan decidiendo lo que pasa en España». Y eso ha llevado, aseguró, a que algunos descubrieran en las pasadas elecciones el problema de la pérdida de población. «Muchos partidos se dieron cuenta de que la gobernabilidad pasa por provincias que llevan en estado de alarma poblacional mucho antes de que supiéramos lo que era un estado de alarma. Y va a seguir así», añadió.

Pero el Pacto de Albarracín fue una suerte de ejemplo «de lo que significa ponerse de acuerdo en lo esencial». En la misma línea, el líder castellanoleonés, Fernández Mañueco, subrayó que «la despoblación tiene que ser algo que inspire cualquier reunión del Gobierno de España con las comunidades autónomas». E insistió en la importancia de que la conferencia de presidentes se reúna con asiduidad y que sus acuerdos «sean más productivos».

El presidente aragonés recordó que «España tiene retos y desafíos por delante, los de antes de que saltara por los aires el bipartidismo, otros derivados de la crisis del 2008 y otros de la pandemia. Para hacerles frente hacen falta grandes acuerdos». Y subrayó que las comunidades no está diseñadas «para ser arietes contra el Gobierno de España, sino para cogobernar España». Y aseguró que el acuerdo alcanzado ayer en uno de los pueblos más bonitos de España «demuestra algo que podía ser extensible a otros actores políticos». «Muchas veces los desacuerdos están decididos antes de sentarse a hablar», reprochó Lambán.