DURO GOLPE PARA EL SECTOR DE LA NIEVE

El testimonio de los afectados: "Hemos subido y da pena ver Candanchú"

Vecinos y comerciantes del valle lamentan la mala gestión y piden la atención de las instituciones / El turismo fluye en verano, pero la nieve es la gallina de los huevos de oro

Los vecinos de Canfranc, Inma Bescós y Roberto Esteban, saliendo de una carnicería, este lunes en Canfranc. |

Los vecinos de Canfranc, Inma Bescós y Roberto Esteban, saliendo de una carnicería, este lunes en Canfranc. | / JAIME GALINDO

Laura Carnicero

Laura Carnicero

Costaba encontrar aparcamiento este lunes en Canfranc Estación, en un ajetreado día de finales de julio con la avenida de la estación hecha un ir y venir de turistas que aprovechaban el sol para conocer uno de los monumentos más emblemáticos de Aragón. Apenas se notaba en el ambiente el anuncio de la empresa Ibernieve, principal propietaria de la estación de Candanchú, de cerrar las instalaciones la próxima temporada. Pero al preguntar a los propietarios de algunos restaurantes, supermercados, o estancos, una ley del silencio no escrita parecía imponerse sobre el tema. Es pronto para hablar, decían algunos. Mejor no comentarlo, añadían otros. El asunto inquieta en Canfranc, a apenas 10 kilómetros de la estación de esquí, que es una de sus principales emisoras de visitantes en los meses de invierno.

Nacho López, copropietario de Cafetería El Andén. | JAIME GALINDO

Ricardo Álvarez, director del hotel Santa Cristina. / JAIME GALINDO

"Da pena, da mucha tristeza, porque el valle ha vivido siempre en invierno de la nieve, del esquí, y se juega el futuro de todos los negocios", manifestó Inma Bescos, vecina de Canfranc. Su marido, Roberto Esteban, zaragozano, recordó la "mala gestión anterior, desde Etuksa", y apostó porque el Gobierno de Aragón "tomase cartas en el asunto". Quedan cosas por hacer, aseguraron, que pueden garantizar el futuro de este entorno pirenaico. "Se pueden unir Astún y Candanchú, con la estación rehabilitada, y crear un gran complejo de esquí, porque ahora lo que buscan los esquiadores son grandes dominios", señaló Roberto. «Venimos precisamente de ver la estación ahora, y da pena», lamentaron.

Ricardo Álvarez, director del hotel Santa Cristina. | JAIME GALINDO

Nacho López, propietario de la Cafetería el Andén. / JAIME GALINDO

Para los restaurantes y hoteles de la zona el envite no es menor. Las asociaciones empresariales estiman que el 50% de los visitantes y de los ingresos proceden de Candanchú.

"El cierre sería un perjuicio muy grande para todo el valle, no solo para Candanchú", reconoció Ricardo Álvarez, director del hotel Santa Cristina, en la carretera que conecta Canfranc con Candanchú. "La solución no sé cuál es, pero esperamos respuestas del Gobierno de Aragón, de Aramón, de los ayuntamientos o de Astún... Hay que ver todas las posibilidades", señaló.

También preocupa entre los empresarios el impacto negativo en la marca turística. "Cerrar una de las primeras estaciones de España sería un desastre total", aseguró Álvarez.

Nacho López, de la Cafetería el Andén, decía este lunes a las puertas de su establecimiento en Canfranc que la noticia es «un mazazo». «La estación internacional de ferrocarril tira mucho, pero para nosotros cerrar el esquí sería un palo», aseguró. Y mostró otro de los argumentos que no faltan en todas las conversaciones: «No entendemos que el Gobierno de Aragón esté apostando por Castanesa y no quiera invertir aquí».

Desde la Asociación de Empresarios de Comercio y Servicios de La Jacetania (Acomseja), su presidenta, Marian Bandrés, calificó el cierre de "catástrofe económica, no solo para Candanchú, sino para todo el valle". Además, por desgracia, recordó, ya el pasado ejercicio se vivió un invierno sin nieve por culpa del coronavirus. «Fue una catástrofe sin precedentes. Solo con Astún abierto se limita la superficie esquiable a la mitad y, por lo tanto, se reducen a la mitad los turistas que vienen», lamentó.

Comerciantes y empresarios reparten culpas entre los propietarios y el Gobierno de Aragón. Y exigen respuestas ágiles. De Aramón, de Ibercaja, de las administraciones o incluso de Astún. Pero quieren preservar el encanto del valle de Aragón y de una estación casi centenaria que durante décadas ha alimentado a miles de familias.