La evolución de la pandemia

La gota que ha colmado el vaso

El covid, tras siete olas en Aragón, ha forzado el debate sobre la Atención Primaria, que ha vivido al límite durante dos años

Una sanitaria charla con una paciente tras una prueba de covid.

Una sanitaria charla con una paciente tras una prueba de covid. / Enric Fontcuberta

Ana Lahoz

Ana Lahoz

¿Sin pandemia del covid habría un plan de acción para la Atención Primaria? ¿Sin virus se hablaría de reorganizar recursos, fomentar la calidad asistencial o reforzar el liderazgo de los profesionales?

El coronavirus lo ha explotado todo, ha puesto al sistema sanitario patas arriba y ha forzado, a base de siete olas en Aragón, un debate sobre la presión en los centros de salud que no es nuevo, pero que ahora sí ahoga. Al menos a las Administraciones. Ya no tanto a los profesionales, que llevan años predicando en el desierto por más recursos, más profesionales y mejores condiciones y, ahora, esta sensación de no llegar no es nueva.

La situación de la Atención Primaria ha sido algo así como el cuento del lobo. Sus debilidades y deficiencias se conocían, pero nunca pasaba nada. Sin embargo, una inesperada pandemia mundial ha sido el lobo que se ha comido a la Atención Primaria.

La situación de la Atención Primaria ha sido algo así como el cuento del lobo. Sus debilidades y deficiencias estaban ahí, se conocían desde hace años porque el modelo, dada la evolución de la sociedad y de las patologías, ha quedado desactualizado. Todo se conocía, pero nunca pasaba nada. El sistema todo lo soportaba. Sin embargo, una inesperada pandemia mundial ha sido el lobo que se ha comido a la Atención Primaria.

En marzo de 2020 la falta de información y la ignorancia sobre lo que venía pudieron valer como excusa para el desborde de los centros de salud.

El covid ha sido sin duda la gota que ha colmado el vaso y el que ha puesto el debate sobre la mesa. En marzo de 2020 la falta de información y la ignorancia sobre lo que venía pudieron valer como excusa para el desborde de los centros de salud.

Pero después vinieron más diagnósticos, más rastreos, más PCR, más test de antígenos, más vacunación, la campaña de la gripe, las dosis de refuerzo, la tramitación de las bajas laborales por contagio, la falta de personal en general, la atención de otras enfermedades y una séptima ola que ha sido el culmen para poner en jaque a la Atención Primaria.

Ir más allá

Dos años después, los representantes de la comunidad sanitaria aseguran que «todo sigue igual» y que se ha ido trabajando «con parches». Consideran, en este sentido, que este debate debería haber llegado antes porque no solo es una cuestión de falta de recursos (que también) que se puede solucionar con una convocatoria de plazas, sino que hay que ir más allá.

Debe cambiar la organización, los estamentos fijados, la redirección de la información y de la asistencia sanitaria y los trámites burocráticos. También piden una optimización de recursos para establecer un nuevo modelo adaptado a la realidad y un nuevo rol de diferentes perfiles sanitarios.

Aragón, con un territorio disperso y envejecido, deberá fijar un modelo de Atención Primaria que responda a esas necesidades poblacionales que, probablemente, serán muy diferentes a las que aplique Madrid o Cataluña.

Lo que pasa en Aragón es extrapolable al resto de comunidades, donde los centros de salud también atraviesan una difícil coyuntura. El plan de acción que propone el Ministerio de Sanidad deberá ser adaptado a cada territorio y es ahí donde están las diferencias.

Aragón, con un territorio disperso y envejecido, deberá fijar un modelo de Atención Primaria que responda a esas necesidades poblacionales que, probablemente, serán muy diferentes a las que aplique Madrid o Cataluña. El listado es largo: la necesidad de digitalización, el abordaje del paciente crónico y envejecido, la capacidad de resolución en la sanidad rural, la sanidad comunitaria, las plazas de difícil cobertura, la falta de especialistas...