«Hay que seguir trabajando. Igual que cuando hace frío nos abrigamos ahora tenemos que aguantar el calor como se pueda», comenta Abdala, uno de los trabajadores de la obra de reparación que estos días altera la normalidad en la plaza del Pilar. A su uniforme y su equipamiento de seguridad, el trabajador añade estos días un gorro lleno de papel húmedo como recurso casero con el que protegerse la cabeza del sol. «La obra no puede parar porque hay que terminar la tubería, pero es verdad que con el calor se trabaja mucho peor», añade el obrero.

No es el único colectivo que nota el efecto de las altas temperaturas. Todos los profesionales que pasan estos días desarrollando su actividad profesional en exteriores desarrollan al máximo el ingenio para evitar el calor. Barrenderos y otros trabajadores públicos se refugian como pueden de las altas temperaturas.

«Venimos de días muy duros. A primera hora de la mañana se puede llevar y la temperatura es más agradable, pero mientras va pasando la mañana todo se hace más cuesta arriba», explica Óscar, barrendero municipal, mientras busca la sombra en la plaza del Pilar. «En nuestro caso depende mucho también de la ruta que te toca. Siempre intentamos hacer la parte al sol a primera hora y quedarnos a la sombra cuando hace más calor», añade el trabajador. En su caso, además, el uniforme ayuda a soportar el calor «ya que está hecho de forma que transpire». Además, la gorra «siempre te protege de que te dé el sol en la cabeza todo el tiempo», explica Óscar.

Trabajo 8 En el caso de los barrenderos la sombra es la mejor aliada. | ANDREEA VORNICU

Ante las situaciones extremas que se sufren durante las horas centrales del día, muchos trabajadores aseguran que no hay más opción que la resignación. «Claro que nos gustaría trabajar fresquitos en una oficina con aire acondicionado, pero nuestro trabajo es este y no podemos hacer nada más», aseguraban Luis y Jaime ambos trabajadores del consistorio.

La aprobación por parte del Ayuntamiento de Zaragoza de una medida que les permita evitar los momentos de más calor ha sido una medida bien recibida entre el personal.

«Para nosotros es una muy buena noticia. El mismo trabajo que hago a la 12.00 puedo hacerlo a las 9.00 y no supone ningún problema para los ciudadanos, pero tiene muchas ventajas para mí», aseguraba Jaime. Una postura compartida por Óscar que comentaba que siempre es de agradecer «que nos dejen descansar cuando se dan situaciones tan extremas».

Abdala parecía ser el único ayer que todavía no conocía la aprobación del decreto y, aunque aseguró que los encargados «son muy comprensivos y dejan a los trabajadores descansar y refrescarse todo lo que necesiten», se alegró mucho de saber que cuando llegue el próximo episodio de altas temperaturas podrá dejar de lado el sombrero con papel húmedo como único método para evitar la insolación.