Aragón afronta "uno de los peores veranos de su historia" en lo que al riesgo de incendios se refiere. La afirmación la hace el director general de Medio Natural del Gobierno de Aragón, Diego Bayona, que está al frente del operativo de prevención y extinción de incendios desde que comenzó la legislatura y que vive en los últimos meses, con los fuegos de Ateca y del Moncayo, uno de los momentos más comprometidos en su área.
El avance imparable del cambio climático se constata como el gran enemigo de los incendios forestales, a lo que se suma el cambio de usos en el medio rural o la pérdida de población. Con temperaturas, vientos y humedades que pulverizan la conocida regla del 30/30/30 (30 grados, 30% de humedad y 30 km/h de velocidad del viento) para advertir sobre el riesgo de incendios, Bayona defiende que los operativos "han funcionado bien porque llevamos tiempo preparándonos". Pese a la virulencia del fuego, destaca, "no ha habido que lamentar daños personales".
En esta legislatura, cada año el presupuesto del operativo antiincendios ha marcado su récord de financiación. Aun así, Bayona pide seguir incrementándolo.
"La extinción de incendios debe ser un servicio público y, como tal, necesita financiación, como la educación o la sanidad. Mantener medios de extinción es caro, pero hay que tenerlos porque si no, no estamos bien preparados", asegura. Mejorar las condiciones laborales para que los profesionales se queden en sus puestos trabajando y acumulen experiencia; fomentar la formación y la profesionalización, y contar con más medios materiales marcan el horizonte a seguir.
"En Castilla-La Mancha, a raíz del accidente de 2005 (fallecieron 11 bomberos en un fuego en Guadalajara) están invirtiendo el doble por provincia que nosotros. Así, cuando tienen más de un incendio activo, que es lo que nos tensiona a nosotros, pueden reaccionar mejor. Con eficacia, eficiencia, aunque no todo lo soluciona el dinero, necesitamos seguir mejorando los presupuestos", insistió.
"Tenemos que tener la previsión de que vendrán años como este o peores", augura. De hecho, el director general no descarta que se produzcan más incendios antes del final de verano e, incluso, el próximo otoño.
"Los años 2020 y 2021 fueron mejores porque hubo dos grandes borrascas que, aunque generaron una gran emergencia cuando llegaron, dejaron el monte húmedo. Ahora hace falta que llueva mucho y que baje mucho la temperatura para que empiece a reducirse el riesgo de incendios", explica.
Prohibir "con bisturí"
Ante unas condiciones climáticas y meteorológicas "tan extremas", Bayona se abre a "prohibir con bisturí" determinadas actuaciones bajo circunstancias "muy concretas".
"Tenemos muy detectado cuándo el riesgo es muy alto", explica, recordando que tras los mapas de colores sobre riesgo de incendios hay una cantidad ingente de información. "Eso nos tiene que llevar, con la participación de los sectores afectados, a que en momentos muy puntuales y en situaciones muy complejas, podamos tomar medidas preventivas extraordinarias", indica.
Unas medidas que no afectarían solo a los trabajos agrícolas y forestales, sino a cualquier actividad que pueda constituir un riesgo extremo, "como competiciones y carreras de vehículos por el monte". "Toda la ayuda es poca. Lo están haciendo ya otras comunidades y para prohibir o limitar actividades tendremos que hacerlo con bisturí en los momentos de riesgo extremo", aclaró.
Por ahora, el balance del incendio del Moncayo sigue oficialmente en las 6.000 hectáreas, y el director general confirmó que el Gobierno de Aragón "estará detrás para poder apoyar a toda la gente que haya tenido daños y afecciones graves".
¿Hay que limpiar más el monte?
Ante quienes plantean que es necesario "limpiar más el monte", Bayona asegura que la mejora de la prevención pasa por una mayor gestión forestal pública, para lo que se prevé aprobar el próximo otoño el Plan de gestión forestal, para impulsar la acción de los ayuntamientos, que son en Aragón los principales propietarios de los montes.
"No se trata de explotar los montes para tener un beneficio económico, y que eso mejore la situación. Necesitamos hacerlo porque si no, esas masas se queman o se secan o tienen plagas", concreta Bayona.
En concreto, se trabaja en una convocatoria de 4 millones de euros para que los ayuntamientos avancen en sus planes forestales.
