El Periódico de Aragón

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LA SITUACIÓN DE LAS CARRETERAS

La falta de servicios y de salidas lleva a los camioneros a la N-2

Los profesionales del transporte reclaman más plazas de aparcamiento y más conexiones con pueblos desde la AP-2

Los camioneros denuncian que las áreas de servicio de la autopista no ofrecen suficientes plazas de aparcamiento. ANDREEA VORNICU

Los datos del Centro de Gestión del Tráfico respecto a los aforos de vehículos en la N-2 y la AP-2 desde la liberalización de esta última el pasado septiembre de 2021 reflejan un claro traspaso de la circulación desde la carretera nacional a la antigua autopista.

Sin embargo, los profesionales del transporte por carretera señalan que siguen circulando por la carretera nacional porque esta ofrece mejores servicios de aparcamiento, pernoctación y restauración que una autopista que, de inicio, no estaba diseñada para ellos sino pensada más bien para el tráfico de turismos.

La macabra coincidencia de los dos accidentes de tráfico que se cobraron la vida de cuatro personas en sendas vías este martes con camiones implicados pone el debate sobre la mesa de la situación de ambas calzadas en términos de seguridad vial.

En el territorio, los pueblos vecinos de esta arteria que conecta Zaragoza y Fraga llevan tiempo reclamando que el levantamiento del peaje no merme la conservación de la nacional. Algo que, a tenor de sus palabras, no ha sucedido.

"Cuando se produjo la liberalización de la AP-2 ya alertamos de que no había servicios suficientes en esta vía y que tendríamos que volver a salir a la N-2", recuerda José Antonio Moliner, presidente de Tradime (la Asociación Empresarial de Transportes Discrecional de Mercancías por Carretera).

Los profesionales del transporte así lo constatan. Un camionero de Zaragoza que efectúa la ruta entre la capital aragonesa y Barcelona habitualmente, y que prefiere conservar su anonimato, recuerda las escasas "60 plazas" de aparcamiento de tráilers entre Pina de Ebro y Fraga. "Si no hay servicios, la gente tiene que salirse a la N-2", explica.

A este problema se añade, asegura, que mientras que la nacional tiene muchas más salidas que conectan directamente con distintas poblaciones, la antigua autopista solo cuenta con las de Pina de Ebro, Bujaraloz y Fraga. "Son solo dos salidas en 100 kilómetros. Si alguien tiene que salir en Candasnos, no va a hacer todo el recorrido hasta Fraga para luego tener que volver", señala.

Pocas alternativas de restauración en la autopista

Asimismo, los conductores reconocen que las alternativas de restauración y descanso son mínimas en el entorno de la autopista comparado con las posibilidades que ofrece la carretera nacional. "Las áreas de la autopista son mucho más caras, hay menos opciones de comida o de menú, y además tenemos la costumbre de comer en los restaurantes y las áreas de siempre, donde nos han tratado bien en todos los años anteriores a la liberalización", confirma otro camionero.

Sin embargo los últimos registros de los aforos de ambas carreteras en el último año reflejan un claro vaciamiento de la nacional en beneficio de la autopista.

Según los últimos datos comparativos entre enero y agosto de 2021 y 2022, la N-2 ha pasado de albergar 871.458 vehículos a 508.438 una vez abierto el peaje. En concreto, el mayor descenso según estos datos oficiales se registró en los primeros ocho meses del año en los camiones, en un 46% (de 591.282 en 2021 a 315.125 en 2022).

En el caso de los turismos, también se detectó un descenso notable, del 30%, pasando de 280.176 coches a 193.313 en este ejercicio. En el caso de la autopista, la comparativa efectuada este verano por Tráfico en un periodo temporal de varias semanas reflejó un incremento de la circulación del 54%, más que duplicando el aforo que venía teniendo la AP-2.

Accidente del pasado martes en el que fallecieron tres personas. DPZ

Una autopista "sin adaptar"

Esta transformación de los flujos de tráfico que ha supuesto la liberalización del peaje, consideran los profesionales del transporte, debería haberse acompañado de la mejora de los servicios disponibles que, denuncian, "no están adaptados a los nuevos usos".

"Se construyó la autopista pensando en los turistas, no en los camioneros", afirma otro profesional del transporte de la capital aragonesa.

"Las áreas son oscuras, falta seguridad para evitar los robos de la gasolina y la mercancía", asegura. Por el contrario, recuerda este conductor, "hay áreas de servicio con aparcamientos vigilados en el lado de la nacional".

Por todo lo anterior, los profesionales del transporte reclaman una vez más a las administraciones que "no dejen de lado la conservación en la nacional".

Algo de lo que llevan tiempo alertando. "Con la excusa de la liberalización de la AP-2 y previendo que buena parte del tráfico se iba a desviar hacia esta carretera, las labores de mantenimiento han dejado mucho que desear", denuncia Moliner. "Está muy dejada, no se ha renovado el asfalto y eso tampoco ayuda", insiste.

Una vez más resuenan con fuerza las reivindicaciones de los vecinos y alcaldes de la zona y del sector del transporte de mercancías en una de las carreteras de Aragón que se ha cobrado más vidas en las últimas décadas y que ha sido históricamente considerada como "punto negro" de la seguridad vial. La coincidencia de los dos últimos accidentes, uno en la N-2 y otro en la AP-2 con apenas unas horas de diferencia, vuelven a abrir este debate social. 

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