DÍA INTERNACIONAL DEL SÍNDROME DE ASPERGER

Asperger, la discapacidad invisible

La asociación en Aragón estrena este sábado sede en Paseo Longares, 30 coincidiendo con el Día Internacional del trastorno / Piden visibilización, inserción laboral y la creación de una unidad especializada

Giovanna Falchi y Alba Sanagustín, preparando la inauguración de la nueva sede. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Giovanna Falchi y Alba Sanagustín, preparando la inauguración de la nueva sede. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA / eva garcía

Eva García

Eva García

Dotar de mayor comodidad y de más servicios a las 300 familias socias. Este el objetivo de la asociación Asperger Aragón, que hoy estrena sede (en el Paseo Longares, 30), coincidiendo con el Día Internacional del Síndrome de Asperger. El colectivo, que preside Rafael Calvo, nació en 2004 y en estos momentos atienden a unas trescientas familias. Según datos europeos, hay 1 caso de TEA (Trastorno del Espectro Autista, al que pertenece Asperger) por cada cien nacimientos, lo que implica que en España podría haber más de 450.000 personas y en Aragón, algo más de 13.000. Para la inauguración han invitado a familias y profesionales porque se trata de dar visibilidad y «se rompan barreras y prejuicios».

Entre los servicios que ofrecen, está la «atención individualizada, grupal y durante todo el ciclo vital», pero también actividades de tiempo libre, asesoría social y laboral, orientación al diagnóstico, escuela de familia, talleres de empleo, de diversidad afectivo-sexual, sensibilización, información y «defensa de derechos», explican Giovanna Falchi, psicóloga y Alba Sanagustín, trabajadora social de la asociación. Esto último es esencial, ya que una de sus reivindicaciones es que se reconozca como una «discapacidad social», pero también impulsar el empleo y obtener recursos económicos, ya que las actividades «son costosas y todo lo tienen que costear las familias».

Juego 8 Conocer las reglas sociales es esencial. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Conocer las reglas sociales es esencial. | MIGUEL ÁNGEL GRACIA / eva garcía

Los principales síntomas del Asperger, dentro de que «no hay dos personas iguales», es la «dificultad en la comunicación y en la interacción social», explica Falchi, pero no porque no quieran sino que «no saben cómo relacionarse, no entienden las reglas sociales». Pero además, existen patrones como la «inflexibilidad de la conducta», les alteran los cambios, necesitan un entorno predecible, presentan literalidad en su comunicación, alteraciones sensoriales o dificultad para entender las emociones, entre otros.

La psicóloga destaca también aspectos positivos porque son «personas nobles, con un sentido de la justicia fuera de lo común» y además desarrollan intereses por temas en los que se convierten en expertos y «no saben mentir». Señala Falchi que se piensa «en una persona aislada» pero no es así sino que no saben, «intentan tener su grupo de amigos» pero no entienden las reglas sociales. Hacen un «esfuerzo sobrehumano» por adaptarse al grupo y ser incluidos, por eso es tan importante la actividad de sensibilización porque «si ellos hacen el esfuerzo pero el grupo no lo acepta» aparece un sufrimiento mayor.

Sanagustín y Falchi, en la puerta de la nueva sede.

Sanagustín y Falchi, en la puerta de la nueva sede. / MIGUEL ANGEL GRACIA

Otra de las reivindicaciones, derivada de ese no reconocimiento de discapacidad social, es que entre el 76 y el 90% están en desempleo y no desarrolla ninguna actividad productiva o laboral, lo que les convierte en el colectivo de la discapacidad con la tasa más alta de desempleo.

Preguntada por si existe infradiagnóstico, Falchi considera que se «ha mejorado mucho» por la mayor precisión de los instrumentos de evaluación y un mejor reconocimiento por las familias, ya que como tienen una «inteligencia normal pero una memoria excepcional» y en los estudios van bien parece que «no hay problemas». A la asociación llegan familias con menores, pero también personas con 50 años. Las mujeres además llegan más tarde porque «es más fácil el camuflaje para ellas y pasa más desapercibido», señala, y añade que hasta hace no mucho se decía que el porcentaje de hombres con TEA era de 4 a 1 mientras que ahora es de 3 a 1 porque «las mujeres son más observadoras, en general, imitan más y ponen en práctica eso que ven y no tienen intereses tan marcados» como los tienen ellos, asegura la psicóloga.

Suscríbete para seguir leyendo