ENTREVISTA | CONTRACORRIENTE Fotoperiodista

Fabián Simón: «El incendio del Moncayo fue un trabajo difícil, pero cercano»

Fabián Simón durante uno de sus proyectos profesionales.

Fabián Simón durante uno de sus proyectos profesionales. / Ana Moreno

Álvaro Jordán

Álvaro Jordán

El fotoperiodista ha recibido el Premio Ciudad de Zaragoza 2022 por su foto reportaje realizado en el incendio forestal del Moncayo. Un galardón que le llena de alegría pero que también es el recordatorio del escenario lleno de tristeza y conflicto que captó su cámara.

¿Qué sensaciones tiene tras haber sido galardonado con este premio? 

Es una alegría muy grande, un sentimiento que tengo que agradecer a mis compañeros. Ya que fueron ellos quienes me convencieron para presentar el trabajo. Ha sido un movimiento entre todos, no solo mío

Sin duda será una experiencia que no va a olvidar ¿verdad?

Pues sí, hay mucha alegría pero también hay que recordar lo que pasó y lo que puede volver a suceder. La preocupación por la falta de agua y la sequía están presentes y no debemos confiarnos.  

¿Cómo fue la sensación de estar trabajando frente a ese incendio?

Fue una sensación difícil a la que no estás acostumbrado. Para este tipo de sucesos, generalmente llegas cuando los bomberos están apagando el fuego. Pero todo empezó estando en el sitio indicado, que fue donde se produjo ese principio de incendio marcado por el olor a humo. Yo tengo mi segunda vivienda por esa zona y, al principio, yo no me creía lo que estaba pasando. De repente, empecé a ver a la gente del pueblo en alerta con manguera en mano y desalojando las casas, y yo no dudé en coger mi equipo y ponerme manos a la obra. Eso sí, siempre intentando no tentar a la mala suerte: había mucho humo, briznas ardiendo, me tropezaba constantemente... Fue un trabajo muy difícil pero también cercano, que trascendió a nivel nacional e internacional, y que no podría haber logrado sin el esfuerzo y la ayuda de todos mis vecinos.  

¿Llegó a pasar miedo?

Tuve la suerte de que solo tenía que preocuparme por mi mujer. Si me hubiese pillado en otra situación con más familiares, puede que me hubiese replanteado el reportaje. Pero, al final, en este trabajo se trata de contar siempre la realidad y no puedes pararte a pensar en el miedo

¿Sería capaz de nombrar una cosa buena y otra mala de su profesión?

Algo bueno sería, sin duda, los compañeros de gremio que tienes y el trato cercano con la gente. Cómo vas escuchando y reflejando sus historias, como si fueras el director de una película y ellos tu elenco de actores. Y una cosa mala creo que sería el conflicto de intereses en sucesos como este. Vuelves a tu casa con una tranquilidad y un sentido del deber cumplido porque son temas que hay que reflejar pero, al mismo tiempo, también te acompaña un sabor amargo en el que te cuestionas si tendrías que haber ayudado a la gente y olvidarte de tu trabajo. 

¿Qué es la fotografía para usted?

Lo es todo, mi trabajo y mi pasión. Es narrativa, contar lo que pasa, pero también intentar ser creativo a la hora de narrar. De nada sirve sacar una foto sin esencia y sin originalidad, sin ese toque humano.

Parece ser que ese ‘toque humano’ en las fotos se está viendo amenazado por las inteligencias artificiales. ¿Qué opinión guarda al respecto?

Es un tema muy incipiente todavía, pero la verdad es que asusta saber que todo el mundo tiene el poder de la edición en sus manos. Intimida sobre todo a aquellos que estén cerca del sector gráfico comercial. No obstante, creo que si se le ponen límites a su uso, puede ser una herramienta para que a los fotógrafos que trabajen duro se les dé más mérito

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