LA TAUROMAQUIA EN LA COMUNIDAD

Aragón vive una buena temporada taurina antes del "costoso" inverno

El número de festejos populares sigue siendo muy alto, aunque sin llegar al récord registrado al salir de la pandemia

La subida de los precios en el mantenimiento de las reses generará problemas a muchos ganaderos

El festejo taurino popular sigue siendo un espectáculo muy movilizador en las fiestas patronales.

El festejo taurino popular sigue siendo un espectáculo muy movilizador en las fiestas patronales. / BÁRBARA CORTÉS

Sergio H. Valgañón

Sergio H. Valgañón

Cientos de pueblos aragoneses pasan en este mes de agosto los mejores días de su año con las fiestas patronales. Unas jornadas festivas en las que no suelen faltar las vaquillas y los becerros, con los festejos taurinos populares en sus máximos históricos. La pandemia resucitó al sector, según los ganaderos, que tiene su mayor reto en el próximo invierno, ante la paralización de los espectáculos y la subida de los precios.

Javier Joven es ganadero y está «contento» por la temporada estival. Al frente de Hermanos Joven, sus reses han recorrido Aragón de fiesta en fiesta. «Hay menos actuaciones que el verano pasado, pero para mí la temporada ha sido mejor», asegura este joven ganadero, que celebra que tras la pandemia «todos los ayuntamientos quieren hacer festejos». Agosto no es el fin, ya que en septiembre habrá mucho trabajo para los Joven: «Hasta la semana de las fiestas del Pilar tenemos todos los fines de semana llenos».

Una evidencia que Joven considera que no va a cambiar en el futuro a corto plazo de las fiestas de los pueblos aragoneses. «En las calles no cabía un alma con la suelta de animales», certifica el ganadero, que considera que «si en Aragón no hay vacas, se nota que no hay tanta gente en las fiestas». «Se pierde mucho público y mucha vida si los ayuntamientos no apuestan por este tipo de espectáculos», completa el ganadero.

Advierte Joven también de que todo está controlado: «Solo con la gente, permisos y necesidades que esto conlleva, no se te puede ir de las manos para que todo salga bien». Los exhaustivos controles no frenan la actividad: Joven cita el caso de Alfamén, donde los espectáculos taurinos «reunían a 1.400 personas entre los que iban a ver y los que participaban».

Sensaciones que comparte también José Marcuello, mayoral de la ganadería Los Maños, una de las que más se prodiga por el territorio nacional en ferias de renombre. Para Marcuello, el verano «ha ido bien» y ha sentido en cada uno de sus viajes «que ha habido mucha gente en todos los espectáculos». Una situación que se repite desde el año pasado, cuando los festejos volvieron a la programación de las fiestas patronales con el fin de la pandemia: «Tras el confinamiento hemos salido muy reforzados por el público».

No solo en las sueltas de vaquillas y becerros se ha notado el resurgimiento del sector, que también ha tenido lugar dentro de los cosos taurinos. «El festejo mayor también vive un buen momento», comenta el jefe de la ganadería Los Maños, que considera que las corridas de toros, rejones y novilladas gozan de buena salud. Y de futuro, ya que «se ha visto a mucha gente joven acudir a estos espectáculos en todo tipo de plazas».

Por esas plazas, aunque en una localización de mayor riesgo, se mueve Imanol Sánchez. El matador de toros, el aragonés con más renombre en el escalafón, encara este verano su décima temporada de alternativa, que celebrará en Calatayud esta fecha tan redonda frente a reses de Victorino Martín. «No me puedo quejar de mi temporada y todavía me quedan varias fechas importantes, con el colofón de Calatayud», resume el viaje estival el propio torero.

Sánchez, que también se ha destacado como gestor taurino y por ser un todoterreno del campo bravo, puede hacer un análisis de la situación aragonesa, ya que no ha dejado de moverse en las últimas semanas. «En líneas generales es una temporada buena, aunque la del año pasado no se puede superar», reflexiona Sánchez, que afirma que 2022 fue «el año de la década con más festejos contratados». Una vez más, el efecto rebote de la pandemia.

Precios por las nubes

Las positivas sensaciones con las que aficionados y ganaderos finalizan la temporada estival se enturbian para los empresarios pensando en el próximo invierno. Muchas cabezas que alimentar en un momento en el que la comida de los animales no deja de encarecerse, con una inflación que parece no tener fin. «Lo que hemos trabajado de más este verano se nos va a ir en todos los gastos que afrontaremos en invierno», coinciden los ganaderos.

«El tema económico hoy nos cuesta el doble», explica Javier Joven, que asegura que la paja «se está pagando al doble o al triple que hace solo unos meses». «Mi deseo es que los precios se moderen, porque si no lo hacen el invierno será muy duro», lamenta este ganadero aragonés. En las cuentas que manejan en la empresa, el pienso ha subido «de los 40 o 42 euros el kilo a los 44 o 46 euros», mientras que la paja, tirando de registros antiguos, «ha pasado de estar a 9 pesetas el kilo a tener que comprarla a 25 pesetas». «Va a estar muy complicado este próximo verano y ya he hablado con muchos compañeros que vana tener que quitarse muchas cabezas», detalla Joven, que ya tuvo que sacrificar 120 animales tras la pandemia.

«El que tenga muchos animales va a pasar dolor de cabeza solo de pensar en el invierno», ironiza Joven, que no se explica cómo «cada vez hay más ganaderos, por lo que a los más grandes le tocará reducir el número seguro». El deseo de unas mejores cosechas con las que alimentar a los animales le hace llevar la vista al cielo: «Un año con esta sequía y esta mala cosecha puede reventar los precios y hacernos pensar en quitar el ganado».

En la ganadería Los Maños, las sensaciones respecto a los precios son muy similares. José Marcuello valora la subida de los costes en «más de un 80% en los últimos dos o tres años». Un importante aumento de la inversión necesaria en los campos y animales, donde el clima tiene un papel fundamental: «Este año, con la sequía, está siendo imposible asumir más gastos».

«No es que no queramos invertir, es que directamente no podemos», relata el ganadero aragonés, que solo ve como opción «seguir reduciendo el número de animales para mantener bien a los que conservemos». Para Marcuello, la salud de sus reses es innegociable: «Hay que invertir mucho más para mantener el nivel, la calidad y la salud de los animales, que es algo que no puede caer». El esfuerzo, señala, también se debe trasladar en parte a los ayuntamientos y asociaciones que contraten sus servicios: «Algunos son conscientes de que los precios de antes no se pueden mantener hoy, pero otros también intentan gastar menos, porque los costes nos han crecido a todos».

Aunque el golpe fuerte al sector puede llegar en invierno, los primeros ajustes ya se están dando en estas últimas semanas del verano. Marcuello recuerda que, casi siempre, comienza a dar pienso a sus terneros «hacia el mes de septiembre», pero la sequía en este 2023 le ha obligado a alimentar a sus animales con este compuesto desde finales del mes de julio. El elevado precio de la paja y la escasez de hierba en sus fincas son los culpables.

«La hierba ya fue un dinero invertido, porque decides cultivarla, cuidarla y regarla pensando en que servirá de alimento a las vacas para el verano, pero con esta sequía casi no ha salido y lo ha hecho en pocas cantidades», explica Marcuello, asegurando que esta operación se ha convertido «en un gasto doble»: «Primero, por todo lo gastado para que salga la hierba, y luego, por el pienso extra que has tenido que comprar para alimentar a los animales de esta manera dos meses antes de lo normal».

El público joven regresa con la nueva normativa

El Gobierno de Aragón de Javier Lambán se despidió, entre otras actuaciones, rebajando la edad mínima para acudir a festejos populares. Así, la nueva regla permite a los menores de 16 años bajar a las plazas y calles de sus pueblos cuando las reses están sueltas.

Un cambio en la legislación que ganaderos y aficionados han notado en este verano plagado de festejos populares, ya que han visto a muchos más adolescentes acercándose a las sueltas. «Hay mucha más gente joven y los ayuntamientos han contratado muchas más becerradas, que se destinan a los adolescentes», comenta el ganadero Javier Joven, quien en su ruta por los pueblos aragoneses durante las fiestas patronales ha comprobado que este tipo de sueltas de animales «están colapsadas de gente». «Tenemos pueblos que han contratado el triple de sesiones que el año pasado», ejemplifica joven.

Sin embargo, el nuevo texto autonómico genera algunos problemas. El torero y gestor taurino Imanol Sánchez advierte de «un fallo en la redacción» de la norma: «Tal y como está escrito, en los festejos para menores de 16 años no pueden participar personas de más edad». Una situación que ha generado la suspensión de algunas sesiones y que los ayuntamientos han solventado «contratando el mismo tipo de festejo que en los años anteriores a la norma».