LENGUAS PROPIAS

El aragonés se desinfla y solo un 2% de la población de la comunidad lo habla

PP-Cs recortan la partida para la difusión de la lengua, que se queda en 50.000 euros

Cartel de entrada en Uesca, escrito en aragonés.

Cartel de entrada en Uesca, escrito en aragonés. / EL PERIÓDICO

EL PERIÓDICO

El aragonés y el catalán han resistido en los primeros presupuestos autonómicos de PP-Vox, aunque por los pelos, porque la partida reservada para fomentar las lenguas propias de la comunidad recibirán una ayuda de 50.000 euros, 45.000 menos que en el presente año. La pérdida del aragonés cada vez se acentúa más en la comunidad y tan solo el 2% de la población habla esta lengua románica, que roza ligeramente los 25.000 hablantes frente a los 1.351.492 habitantes que hay en Aragón. Un 4% usa el catalán en su día a día para comunicarse en la zona fronteriza con Cataluña. El 96% restante lo monopoliza el castellano.

Estas son las cifras, que reflejan la pérdida constante del aragonés en la comunidad, según Francho Nagore, filólogo y profesor de Lengua Aragonesa en el campus de Huesca de la Universidad de Zaragoza. Lo achaca a un problema de «castellanización en el territorio tras la guerra civil» agravada por «el desinterés autonómico por crear leyes que representen de verdad a todas las lenguas de la comunidad».

Según Nagore, la mayoría de ese 2% son parlantes pasivos. «Muchos conocen la lengua, pero solo la usan en situaciones excepcionales. Normalmente no la hablan por cuestiones de estigma, por vergüenza y porque se tiene la concepción de que los que hablan fabla, generalmente, son gente inculta de los pueblos. Eso provoca que los jóvenes únicamente aprendan palabras sueltas y que la lengua se apague poco a poco», explica.

Artículo 7 del Estatuto de Autonomía

Para Nagore, el problema reside en que «no se tiene el aragonés como una lengua cooficial y que ocupa un segundo plano en el territorio». Lo denuncia en base al artículo siete del Estatuto de Autonomía, donde se menciona la predisposición de «la protección, recuperación, enseñanza, promoción y difusión del patrimonio lingüístico de Aragón».

Sin embargo, «la fabla se propone como una enseñanza voluntaria en los colegios y se crean políticas lingüísticas que solo sirven como pegotes. Como la señalización en Huesca en aragonés, que no tuvo ningún éxito», explica Nagore.

Debe ser, según el profesor, una cuestión «transversal que se luche desde la educación, la política y los medios de comunicación». «Si no se mueve en conjunto, no se hace nada», señala, y pone de ejemplo la supervivencia del euskera en el País Vasco. «Durante la segunda mitad del siglo XX, en la comunidad vasca se invirtió mucho dinero para conseguir que el euskera siguiera vivo. Fue un compromiso de todos, tanto de la clase política como de los ciudadanos», expone.

En las academias donde promueven y enseñan el aragonés en la comunidad notaron un ligero aumento del interés durante 2020. En la Asociación Cultural Nogará- Religada llevan realizando cursos de aragonés desde 2017. «El primer año tuvimos un total de 80 alumnos, que con los años ha ido creciendo poco a poco», señalan, pero fue en el 2020, durante el confinamiento, cuando obtuvieron el mayor registro de alumnos. «Llegamos a los 133 estudiantes. Para este curso, que aún no está cerrado, llevamos ya 108 registrados», señalan.

Entre los grupos de edad que se inscriben en los cursillos, la mayoría de estudiantes tienen entre 18 y 30 años. Es decir, un 35,6% son jóvenes seguido por un 23,8 % de los adultos, mientras que los niños tan solo registran un 1% y los mayores de 60 años un 6,9%. 

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