25-N la lucha contra esta lacra social

Día mundial contra la violencia de género: "Llegó a ofrecerme dinero para que le perdonara todo"

El PERIÓDICO DE ARAGÓN charla con Carmen, víctima de violencia de género durante nueve años

Día mundial contra la violencia de género: "dejé de callarme porque me iba a matar"

Manifestación del 8M a su paso por la calle Alfonso de Zaragoza, este año.

Manifestación del 8M a su paso por la calle Alfonso de Zaragoza, este año. / JAIME GALINDO

Judit Macarro

Judit Macarro

El día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer se celebra anualmente cada 25 de noviembre para denunciar la violencia que se ejerce sobre ellas en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación. En Aragón, las llamadas al teléfono gratuito por casos de violencia de género han repuntado este año.

Desde 2002, en la comunidad han sido asesinadas 33 mujeres. La última fue María del Carmen, de 39 años, quien el pasado mes de marzo murió a manos de su exmarido en Villanueva de Gállego. Actualmente hay 2.152 aragonesas con un seguimiento activo del sistema Viogén. El teléfono 016 es gratuito y no deja rastro en el listado de llamadas.

"Llegó a ofrecerme dinero para que le perdonara todo"

«Llegué a pensar que prefería que me pegara una paliza antes que pasar por todo esto», asegura Carmen, de 49 años (nombre ficticio). Hace tan solo unos meses puso fin a su relación de diez años, nueve de ellos bajo maltrato psicológico. «Al principio todo era maravilloso, yo estaba súper enamorada de él», recuerda Carmen, y añade que «era el hombre perfecto, me regalaba flores... me trataba como una princesa».

Pero poco a poco todo fue cambiando. «Empezó con pequeños comentarios para hacerme de menos, anulándome», explica. «Los problemas llegaban cuando yo quedaba por encima de él», era entonces cuando el maltratador la insultaba. «Me decía que era una vaga, que él era quien me mantenía y que yo no valía una mierda...», declara con la voz cortada por el recuerdo.

Ella y su expareja llevaban un negocio familiar. «Trabajábamos juntos, pero si le preguntaban él decía que todo lo hacía solo. Yo además me encargaba del hogar y de criar a sus hijos, que tuvo con su exmujer. Aunque él creía que eso era lo que me tocaba como mujer», expone.

Las primeras veces todo pasaba en la intimidad, los comentarios no traspasaban las paredes del hogar. «La gente lo veía como una bellísima persona, pero en casa era un monstruo», denuncia Carmen.

Junto a los comentarios llegó el aislamiento social. «No quería quedar con mis amigos ni con mi familia, solo nos movíamos en su círculo», menciona. Una vez creó su espacio de seguridad, «se empezó a soltar». «Un día llegó a decir que me dejaba dinero en la mesita de noche por los servicios que le hacía», añade. «Si quedaba con mi hermano, me decía que pasaba demasiado tiempo con él. Que ahora mi familia ya no era esa».

Todo lo vivido, ella lo recuerda como un sueño. «Llegas a pensar que esa no es tu vida, ya no sabes distinguir que ha pasado y que no. Te vuelves loca y él te lo dice continuamente», señala. Pero llegó el verano en el que Carmen por fin despertó. «Hasta entonces yo me creía todo lo que mi expareja me decía. Si él decía que el cielo era rojo, yo lo veía así», menciona. Y de repente un día la rutina cambió, «se pasaba mucho tiempo fuera de casa. Me decía que era por trabajo, pero yo empecé a sospechar que me engañaba... pero, claro, yo ‘estaba loca’».

Carmen empezó a ir al psicólogo y, meses más tarde, al psiquiatra. «Me decía que yo me imaginaba las cosas, que todo era culpa mía y de mi cabeza». «Entonces, acabé descubriendo la verdad. Tenía una amante desde hacía meses. Desperté y lo vi todo».

Asegura que su vida se rompió. «Sentí que había desperdiciado diez años con alguien que realmente no conocía. Con un manipulador».

Al descubrir la verdad ella intentó romper la relación, pero él no se lo puso fácil. «Volvió a comportarse como al principio. Me regalaba flores y joyas para demostrame ‘su amor’. El colmo fue cuando me ofreció dinero a cambio de mi perdón, para el todo se solucionaba con eso y creía que podía comprarme», denuncia Carmen.

A día de hoy «todo sigue muy reciente» y ella está empezando a vivir poco a poco la que fue su vida hace una década. Pequeños pasos de reconciliación consigo misma que van acompañados del «miedo». «Me aterra tener que verle, vivimos en un pueblo pequeño y sé que puedo encontrármelo a la vuelta de la esquina», expone y rememora las noches en las que «llegaba de ver a otra mujer y se metía en la cama conmigo». Por suerte, Carmen cuenta con «una familia y unos amigos maravillosos de los que, gracias a Dios, no pudo distanciarme por mucho que lo intentó. Sino, estaría sola», finaliza.