La transportista SATA se refuerza con la adquisición de la firma turolense Transtesa

Se trata de la segunda firma que compra en Alcañiz, una operación con la que llega a nuevos sectores y avanza en la diversificación de su actividad

El grupo, especializado en movimientos de productos químicos, prevé cerrar el año con un negocio de 40 millones, casi el doble que en 2021

La flota de camiones del grupo transportista SATA en sus instalaciones situadas en el polígono Plaza de Zaragoza. | SATA

La flota de camiones del grupo transportista SATA en sus instalaciones situadas en el polígono Plaza de Zaragoza. | SATA / JORGE HERAS PASTOR

La empresa zaragozana SATA, especializada en el transporte por carretera de productos químicos, da un nuevo salto en la senda de crecimiento y diversificación de la actividad que viene siguiendo desde su fundación hace casi 40 años. La compañía familiar ha comprado Transtesa y Soriano Lacueva, una firma ubicada en Alcañiz, localidad donde hace tres años adquirió otra sociedad, Translop. Esta operación afianza la pujanza del grupo logístico, que ha escalado posiciones dentro de este próspero sector en Aragón, al tiempo que amplía la base de clientes y sectores a los que presta servicios.

La empresa adquirida, que estaba en manos de dos socios turolenses, se centra en el transporte nacional de productos vinculados a la llamada economía circular, como el reciclaje de chatarras o baterías, y también al sector cerámico (arcillas, feldespatos o sílices), que tiene un importante peso en la provincia de Teruel por la actividad minera. Transtesa cuenta con una cartera de clientes consolidada. La transacción se ha realizado a través de la filial Translop, en la que se integrará legalmente el nuevo negocio absorbido a lo largo de los próximos meses. La operación ha sido pilotada por José Antonio Bartolomé, que lleva las riendas de SATA como director general. La transacción ha contado además con el asesoramiento externo del despacho de Cuatrecasas en Zaragoza.

Líder en transporte químico

SATA (Sociedad Anónima de Transportes Aragoneses) tiene su centro de operación en el polígono Plaza, donde dispone de 18.000 metros cuadrados de superficie. «Todo empezó en 1984 con un camión y poco a poco hemos ido creciendo», señala Eduardo Villarroya, presidente de SATA, que recuerda que la empresa nació principalmente para dar servicio de transporte a Industrias Químicas de Ebro (IQE), grupo con el que tiene en común buena parte de los propietarios.

Con el paso de los años, se ha convertido en líder del transporte de productos químicos y líquidos a granel por toda Europa, al tiempo que se ha ido abriendo camino en otros clientes y sectores, no solo centrados en su actividad principal. «Nos dimos cuenta que había más mercados a los que no podíamos renunciar», explica. La realidad es que IQE ha pasado de suponer el 90% de la actividad en los inicios de la empresa a representar en torno al 25%. El 70% los servicios que realiza son internacionales.

Tras 35 años de un crecimiento orgánico «a pulmón», con una progresiva ampliación de la flota de camiones, SATA cerró en 2020 la compra de Translop a la que ahora ha seguido. Cuenta actualmente con una flota de 200 cabezas tractoras, de las que 80% son propias.

Una plantilla creciente

La facturación de la compañía prevé cerrar el año con una facturación de 40 millones de euros, un 25% más respecto a los 32 millones con los que cerró 2022. El fuerte crecimiento viene impulsado en parte por la adquisición de Transtesa. De esta manera, la cifra de negocio se va casi a duplicar en solo dos años, ya que en 2021 rondaba los 21 millones, un empuje al que también ha contribuido de Translop.

La plantilla también ha ido creciendo de forma paralela y ya está cerca de los 200 trabajadores. Casi una veintena procedente del último negocio absorbido.

Como reconocimiento a esta pujanza, ha sido una de las 27 de Aragón que han entrado en la clasificación Cepyme 500, que identifica a las empresas españolas que lideran el crecimiento empresarial. «Hemos acompañado el crecimiento de nuestros clientes al tiempo que hemos ido incorporando otros nuevos», señala Villarroya. «Se nos ha abierto una vía que no teníamos hace año como es la economía circular, que antes era un transporte pequeño y ahora es grande y creciente». Las perspectivas para el futuro son «buenas», destaca, «pero todo depende de cómo evolucione el mercado industrial y en 2024 se ve alguna nube».