VIVIENDAS DE ALQUILER SOCIAL

Vivir en Zaragoza: En el edificio social Ricardo Millán sí hay quien viva

El proyecto del edificio comunitario de Las Fuentes cumple un año

«Es como vivir en un pueblo», dice un inquilino

Nicolás, un joven inquilino del edificio de Las Fuentes, ayuda a su vecina Carmen.

Nicolás, un joven inquilino del edificio de Las Fuentes, ayuda a su vecina Carmen. / Ángel de Castro

Judit Macarro

Judit Macarro

El barrio de las Fuentes, en Zaragoza, esconde un rincón de convivencia que quiere combatir uno de los grandes problemas de la sociedad: la soledad no deseada. Se trata del edificio Ricardo Millán, en la calle Fray Luis Urbano, un bloque de viviendas de alquiler social integrado en la bolsa municipal de Zaragoza Vivienda y que cuenta con 80 pisos, una sala de ludoteca, otra de informática y espacios recreativos donde los inquilinos, de todas las edades, pueden hacer yoga o hasta jugar al parchís.

Mari Carmen es la trabajadora social encargada del edificio comunitario y define el proyecto como «una diversidad abrazada». «Es un punto de encuentro donde los mayores conviven con los jóvenes y hacen actividades juntos, como salir a pasear o talleres de decoración navideña», explica.

Un pequeño parque de mayores recibe a los inquilinos, pero este es un punto «abierto a todos los vecinos del barrio», apunta Carmen. «Eso es lo bonito del proyecto», según la trabajadora, porque «la intención es tejer una red social para todo el barrio».

De hecho, toda la planta baja del edificio está pensada para albergar un espacio a toda la comunidad de Las Fuentes. «Aún no sabemos muy bien qué vamos a crear, porque desde la pandemia las necesidades han cambiado y tenemos que pensarlo bien», destacan fuentes del Ayuntamiento de Zaragoza.

Cada planta está pensada para las relaciones sociales y para crear un espacio donde «los vecinos puedan establecer relaciones entre ellos», menciona Carmen. Por ejemplo, el rincón de lectura del 4º piso.

Las actividades se suceden durante toda la semana. Por ejemplo, a través de la dinámica Salimos a pasear varios inquilinos del Ricardo Millán dedican unas horas a la semana a caminar por el barrio de manera conjunta. También hay espacio para los más pequeños con Juegos para niños o para los vecinos en general con Mueve tu cuerpo. «Son clases de gimnasia que realiza una de las residentes para todo el que lo desee», apunta Carmen. Un corcho colocado en el hall de la primera planta informa de todos los eventos previstos para la semana.

Cuidado del mayor

La comunidad del Ricardo Millán tiene una misión. «Convivir los unos con los otros», asegura la trabajadora social. Y gran parte de esa meta recae en los más jóvenes, a quienes en el contrato de arrendamiento se les asigna un mayor al que cuidar. «Le acompañan y salen a pasear», dice. Es el caso de Nicolás, que vive con su pareja Valeria en la 4ª planta. Ellos se encargan de que a su vecina de al lado «no le falte de nada», asegura. «Hago algún que otro apaño a todo vecino que lo necesite», cuenta el joven de 23 años.

Carmen, de 89 años, es la persona de la que está pendiente Nicolás. «He pasado mucho tiempo mala. Ahora no me muevo mucho de casa si no es acompañada porque me da miedo moverme», explica.

Escenas cotidianas

Tienen una gran relación. Durante la visita de EL PERIÓDICO, Carmen aprovecha para enseñarle a Nicolás el pequeño huerto que ha montado en la terraza. «Las plantas son mi vida», asegura mientras le enseña al joven los pocos pimientos que le quedan de una de sus plantas.

«¡ Y ya no me compro más geranios, hijo, que se me mueren todos!», le dice entre risas. Él la mira asombrado. «Ojalá pudiera yo tener mis tomates y mis pimientos, pero seguro que mi perro se lo come», le cuenta. Entre una cosa y otra, Carmen recibe la llamada de su hija. «Me llama siempre antes de entrar a trabajar», explica mientras Nicolás le ayuda a coger el teléfono.

En la tercera planta, Alberto pasa a ver todos los días a Puri, una mujer de 80 años invidente. «Yo sola no puedo hacer nada porque no veo nada más que sombras», expone la mujer, quien asegura que Alberto para ella es una persona «muy especial». «Me ayuda mucho y me lleva a pasear, aunque a mi no me apetezca», señala con una media sonrisa.

La semana pasada fue el cumpleaños de Puri y Alberto y su mujer pasaron a visitarla «¡con una tarta y me cantaron el cumpleaños feliz y todo!», relata emocionada ante la atenta mirada de cariño de Alberto. Para él, este bloque de viviendas sociales de Las Fuentes es como «la vida de un pueblo, donde te conoces con todos y sales al rellano cuando oyes que hay gente haciendo algo», explica.

El nombre del edificio rinde homenaje a Ricardo Millán, un vecino del barrio de 93 años que participó activamente en la negociación para que, hace más de dos décadas, se iniciaran los trámites de construcción de estas viviendas y se incorporasen al parque municipal del Ayuntamiento de Zaragoza. En 2022 todos sus esfuerzos se hicieron realidad.

Este proyecto de edificio comunitario era, por tanto, una reivindicación histórica. El proyecto estuvo 20 años paralizado y, tras volver a retomarse la iniciativa, supuso una inversión total de 11,7 millones de euros.