El precio de la vivienda retrasa a los 30 años la edad de emancipación en Aragón

Los ciudadanos tienen que dedicar alrededor del 60% de su sueldo al pago del alquiler y los costes del hogar

Solo el 16% de los jóvenes de 18 a 29 años se independizó en 2023, la mayoría compartiendo piso

Una joven observa las ofertas de vivienda colgadas en el escaparate de una agencia de Zaragoza.  | ANDREEA VORNICU

Una joven observa las ofertas de vivienda colgadas en el escaparate de una agencia de Zaragoza. | ANDREEA VORNICU / judit macarro romera

Judit Macarro

Judit Macarro

No son buenos tiempos para independizarse. El alto precio de la vivienda, ligado a los sueldos cada vez más exiguos, dificultan la emancipación entre los jóvenes, que se ha retrasado más allá de los 30 años. Esta realidad queda más que constatada en el informe estatal del Consejo de la Juventud de España (CJE) sobre la emancipación juvenil en el país. Y eso que en Aragón las cifras son más optimistas y halagüeñas que en el conjunto del país. Según este estudio, la población que ha volado del nido entre los 18 y 29 años se incrementó hasta un 16,2% en la comunidad durante el año pasado. Un resultado que denota una ligera recuperación de la tasa en comparación con los niveles de 2021, cuando la población joven sufrió los efectos de la crisis del coronavirus.

El año pasado hubo más mujeres (19,2%) que hombres que lograron independizarse (13,3%) pese a los altos precios. Sin embargo, ellos abandonan el hogar familiar mucho antes que ellas, que cuando dan el paso lo hacen compartiendo piso, mientras los hombres habitan más viviendas unipersonales.

La brecha salarial

Esta situación se debe a dos factores, según el sociólogo de la Universidad de Zaragoza Diego Gascón: «La cultura social y la brecha salarial que sufren las mujeres», explica. La educación y la crianza afectan en los comportamos futuros y, apunta, «siempre se ha visto mejor socialmente que los hombres solteros vivan solos a que lo hagan las mujeres, aunque eso está empezando a cambiar». Por suerte, esta concepción está cambiando. Una variación que en un año muestra un ligero incremento de un 1% con respecto a las mujeres que decidieron vivir solas en 2022 y las que se sumaron en 2023.

El segundo factor por el que el número de hombres independizados es mucho mayor se debe a la diferencia salarial. «Vivir solo es muy caro y si cobras menos se hace aún más complicado», señala Gascón. 

Según el informe Datos básicos sobre las mujeres 2023 elaborado por el Instituto Aragonés de Estadística (Iaest) del Gobierno de Aragón, la brecha salarial a la que se enfrentan las mujeres asciende hasta el 22%. Según el documento, perciben un salario medio de 18.831 euros mientras que el de los varones asciende a los 24.156 euros de media. Algo que, a nivel nacional, supone una desigualdad de un 19,8%.

A la diferencia salarial hay que añadirle otro factor, y es que una persona joven tiene que dedicar el 93,9% de su salario al alquiler, siempre que quiera vivir solo, según el Consejo de Juventud. Así que, teniendo en cuenta la brecha salarial, no resulta llamativo que haya más hombres que mujeres viviendo en su propio piso.  

La tasa de emancipación de Aragón fue en el primer semestre de 2023 del 16,2%, casi idéntica a la del conjunto de España, y 1,2 puntos mayor que la del primer semestre de 2022, según el mismo informe. Una cifra que está por debajo de la alcanzada antes de la crisis causada por el covid (18%) o la que existía antes de 2008 (26,0%). 

No todos son malas noticias. Atendiendo a la tasa de actividad y de empleo, en el primer semestre de 2023 se mantuvo estable con respecto al año anterior, fijándose en el 54,5% y en el 45,3%, respectivamente. Además, la tasa de paro, del 16,9%, fue inferior al conjunto español. Por otro lado, Aragón fue la tercera comunidad autónoma con mayor tasa de parcialidad. 

Volver al hogar

La crisis, explica Gascón, provocó un aumento de la tasa de paro juvenil en la primera década del siglo, lo que provocó que muchos dejaran de lado su sueño de iniciar una vida independiente de sus padres o, directamente, volvieran a casa. También generó el resurgimiento de la vivienda rural, más económica y accesible. 

«Los salarios siguen bajando y la inestabilidad laboral sigue siendo muy común entre los jóvenes de la comunidad», explica el sociólogo. Alquilar en solitario obliga a un aragonés a dedicar cada mes el 59,3% de su sueldo. Arrendar solo una habitación supone el 24,8 % del salario joven mediano. «Plantearse comprar una vivienda hoy en día exige ahorrar durante varios meses –o años– porque las entradas que piden los bancos son muy altas», añade Gascón. De hecho, el año pasado, el precio de la entrada de un piso suponía cuatro años y medio del sueldo íntegro de un joven.

Estas dificultades han ido retrasando la edad de emancipación en el país, también en Aragón. El informe del Consejo de la Juventud de España señala que, actualmente, los jóvenes pueden permitirse abandonar el hogar a partir de los 30 años. Aunque, según el sociólogo, «esta demora ha cambiado la concepción del hogar en nuestra cultura». 

Gascón explica que, a diferencia de lo que sucede en el resto de países europeos, donde «los padres no aceptan a sus hijos en casa a determinada edad», en España «se ha creado una convivencia intergeneracional que se ha normalizado». Por lo que, lo que hace unos años era impopular entre la población, «ahora es lo común». «Nadie ve raro que una persona de 30 años siga viviendo con sus padres», incide Gascón.

Esta dificultad para marcharse de casa de los padres «ha generado que la convivencia, a pesar de ser forzada por causas externas a las personas que lo sufren, sea bastante buena y tolerante». Sin embargo, insiste el sociólogo en que a pesar del cambio social que se está produciendo ante este problema estructural, «la cohabitación obligada puede llevar los jóvenes a sentir frustración y depresión que, como señalan algunos estudios, acaben en suicidio».