El crecimiento de la capital aragonesa

Vivienda en Zaragoza: El barrio que pasó de la nada al casi todo en dos décadas

Valdespartera refleja el cambio de cara de la zona sur de la capital aragonesa, con un nacimiento y una reproducción vertiginosa favorecidos por el ‘boom’ inmobiliario de principios de siglo y la construcción de viviendas de protección oficial

La zona, que ya cuenta con más de 20.000 habitantes, forma parte del Distrito Sur, creado en 2018, junto a Arcosur, Montecanal y Rosales del Canal

Así estaba Valdespartera en febrero de 2004.

Así estaba Valdespartera en febrero de 2004. / Archivo EL PERIÓDICO

Alberto Arilla

Alberto Arilla

El cambio de cara de la zona sur de Zaragoza tiene su mejor reflejo en Valdespartera. Un barrio que apenas existía hace dos décadas y que, en pleno 'boom' inmobiliario, vio cómo sus brazos urbanos se expandían y, en tan solo un lustro, sus calles y sus pisos y urbanizaciones a estrenar se llenaban de vida. Una zona que, además, fue incentivada con la construcción de viviendas de protección oficial (VPO), lo cual provocó un éxodo desde los barrios históricos de la capital aragonesa hacia lo que entonces era una periferia desconectada.

En la actualidad, más de 20.000 zaragozanos residen en el barrio, que desde 2018 forma parte del nuevo Distrito Sur, que comprende también los barrios de Montecanal, Rosales del Canal y Arcosur. En cuanto al perfil de sus habitantes, en la actualidad la mayoría ocupan la franja de edad que va desde los 30 a los 50 años, lo que lo convierte en uno de los distritos más jóvenes de la ciudad.

El mercado ha favorecido la socialización

El mercado ha favorecido la socialización / Miguel Ángel Gracia

El presidente de la patronal de constructores, Juan Carlos Bandrés, recuerda cómo en el momento de su aparición «había una gran presión poblacional en Zaragoza, por lo que se crearon grandes bolsas de VPO». Así, dice Bandrés, «construcción y urbanización se iban solapando» en un modelo que venía a sustituir a la vivienda libre, que en ese momento «estaba desorbitada». Tanto es así que Valdespartera tuvo la peculiaridad de ser uno de los primeros barrios concebidos en el modelo de Eco-Ciudad, antecesor de los edificios de bajo consumo.

El probable resurgir de la vivienda pública

De esta forma, en pocos años se agotaron todas las parcelas para construir vivienda, quedando únicamente disponibles las que estaban destinadas a equipamientos. Con todo, el espíritu del barrio en cuanto a la vivienda asequible parece no haberse perdido, pues todo hace indicar que Valdespartera será una de las primeras zonas sobre las que la DGA construirá las próximas promociones de vivienda de alquiler público, aunque para eso será necesario reparcelar algunos solares que inicialmente no estaban concebidos para ese fin.

En cualquier caso, 2013 fue el año que dio el impulso definitivo al vertiginoso auge del barrio. Y es que la llegada del tranvía provocó que, lo que hasta ese momento era un lugar apartado y desconectado, pasase a convertirse en un distrito que se erigía como uno de los mejores ejemplos de la soñada «ciudad de los 15 minutos». Un aterrizaje que conectó las sonoras calles con nombres cinematográficos de Valdespartera con la zona centro de la ciudad en apenas unos minutos, algo impensable tan solo unos años atrás.

Aunque, como es evidente, una transformación tan espectacular provoca una necesidad acuciante y casi agobiante de dotar de servicios a un barrio que, para más inri, contaba entre sus filas con familias jóvenes con hijos en edad infantil. Una coyuntura que ha sido solventada tan solo en parte, y para la que aún queda camino por recorrer.

La llegada del tranvía cambió todo

La llegada del tranvía cambió todo / Miguel Ángel Gracia

Entre los puntos positivos a destacar, Valdespartera ya cuenta con hasta cuatro colegios públicos y un instituto bilingüe, además de un centro de salud y un mercado que, aseguran sus vecinos, ha dotado de «mucha vida y comodidad» a su día a día. «Es un sitio muy familiar, conoces a todo el mundo», afirma Isabel, dependienta de una panadería ecológica (Ecomonegros) a la entrada del mismo, que añade: «En el mercado puedes adquirir de todo, desde producto fresco hasta la compra de la semana en el Alcampo».

Un lugar que además ha propiciado que las conexiones interpersonales entre vecinos vayan in crescendo en los últimos años, algo que se nota especialmente en el tejido asociativo. Así, y pese a no tratarse de un barrio especialmente participativo (a excepción de las ampas), el presidente de la asociación vecinal Montes de Valdespartera, Adolfo Lahoz, asegura que «cada vez hay más sentimiento de barrio». «Este es un lugar muy amable que se vuelca con las actividades que se programan», continúa un Lahoz que, pese a todo, admite que a la zona le faltan algunas mejoras para seguir consolidándose.

La demanda de un equipamiento deportivo

«La demanda principal, y de forma unánime, es la construcción de un equipamiento deportivo», explica el representante vecinal. Una «promesa electoral» (Natalia Chueca reincidió en ello en su última campaña) que no termina de ejecutarse y que provoca que los adolescentes no tengan alternativas de ocio, más allá de la Casa de la Juventud, que solo abre tres tardes a la semana. «Solo hay potreros, con dos canastas y dos porterías, pero necesitamos un polideportivo y una piscina», reivindica Lahoz, quien también echa en falta un centro cívico para no tener que desplazarse hasta Rosales, donde se ubica el único del distrito Sur.

Asimismo, el presidente de la asociación remarca el descontento vecinal con el uso municipal del recinto ferial, que alberga el Espacio Zity –recién prorrogado– y las atracciones durante las Fiestas del Pilar. «En el plan original, ese recinto iba a ser un parque que tenía hasta denominación: El libro de la selva. Iba a ser el segundo pulmón de Zaragoza tras el Parque Grande», sostiene Lahoz. En cuanto a los servicios básicos, los años de lucha dieron sus frutos en materia educativa, aunque las familias del CPI Soledad Puértolas denuncian que el edificio de Primaria va a ampliarse para albergar el de Secundaria, algo que según el propio Lahoz «no es coherente».

De cualquier forma, y pese a las quejas que suscita un barrio de tan reciente creación, Valdespartera seguirá potenciando sus muchas virtudes para, después de nacer, consolidarse en la urbe. Motivos, desde luego, no le faltan, algo de lo que presume Olga, una vecina, mientras charla animadamente con las fruteras del mercado, resumiendo su confort en el barrio con un simple pero certero mensaje: «Aquí vivo muy tranquila». 

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