SEMANA SANTA

El concurso de tambores de Zaragoza: más allá de la competición

La jornada reúne a cofrades de distintas cuadrillas que comparten su pasión por el sonido del instrumento

Alejandro Blasco, de la cofradía de la Coronación de Espinas: “Al margen del resultado, estás todo el día con gente que te apoya en algo a lo que le has echado muchas ganas. Es un esfuerzo que merece la pena”

La cofradía de la Columna ensaya para el concurso del tambores junto al Centro Aragonés del Deporte.

La cofradía de la Columna ensaya para el concurso del tambores junto al Centro Aragonés del Deporte. / Miguel Ángel Gracia

Es tradición en Zaragoza celebrar, poco antes del comienzo de la Semana Santa, el Concurso y Exaltación de los Instrumentos Tradicionales, más conocido como concurso de tambores, que se celebrará este fin de semana. Para las cofradías, explica Alejandro Blasco, el día va más allá de la competición: “Es especial por muchos motivos, pequeños detalles que lo hacen importante para nosotros”. Él es el encargado de su cuadrilla en la Coronación de Espinas, y participa en el evento desde 2010. Luis Villacampa, delegado de instrumentos de la Entrada de Jesús en Jerusalén, lo considera "el día de los amigos, de disfrutar de gente con la que no te juntas normalmente".

La jornada se celebra tras meses y meses de preparación que, como expresa Villacampa, son de bastante trabajo para las cofradías: "A finales de octubre y principios de noviembre ya se comienzan a planear las líneas maestras de la marcha”. David Lázaro, encargado del concurso y cofrade de la Columna, añade: “Yo estoy en verano en la playa con mi mujer y, si se me ocurre algo, cojo el móvil y me grabo la voz”.  

Ensayos y rituales

Sin embargo, los ensayos no empiezan hasta enero, cuando el Ayuntamiento les otorga los permisos necesarios. Lo que hacen hasta el momento es, cuenta Blasco, "buscarse la vida”. Detrás de ello hay un sentimiento de pasión por la tradición y amor hacia el sonido del tambor. Luis Villacampa lo vive así: "Soy el mayor de la cuadrilla. El resto son chavales, niños a los que enseñé a tocar cuando participaban en la exaltación infantil. Ahora hago de padre, y eso es mucho orgullo".

La cofradía de la Coronación de las Espinas ensaya para el concurso de tambores.

La cofradía de la Coronación de Espinas ensaya para el concurso de tambores. / Miguel Ángel Gracia

El concurso de tambores es largo, define Blasco: “Los últimos años ha empezado a las 10.00 horas y no ha terminado hasta las 15.00 horas”. Para vivirlo con energía, cada cofradía realiza sus pequeños ‘rituales’. En la Entrada de Jesús en Jerusalén "hacen un corro antes de salir a tocar, dicen palabras de agradecimiento y rezan un padrenuestro”, explica Villacampa. Lázaro relata cómo se vive el día en la Columna: "Quedamos pronto a almorzar, vamos todos al Príncipe Felipe, actuamos y comemos juntos".

La competición consigue “en la Semana Santa las procesiones salgan a la calle de muy buena manera”, expresa Blasco. Y añade: “El concurso es muy importante para las secciones de instrumentos porque hace que la gente tenga afán de mejorar, de comprometerse”. La relación de cada cofrade con su instrumento es especial, afirma Villacampa: “Me puede doler lo que sea que, cuando toco, desaparece. Somos solo la maza, el bombo y yo”. Alejandro Blasco, que empezó con el tambor a los cinco años, lo considera “una de sus señas de identidad”.

Cofrade de la Coronación de las Espinas ensaya para el concurso de tambores.

Cofrade de la Coronación de Espinas ensaya para el concurso de tambores. / Miguel Ángel Gracia

¿Cómo ganar el concurso?

La votación del jurado se realiza en torno a tres parámetros: la originalidad, la dificultad y la coordinación o ejecución. Luis Villacampa, que forma parte de él, relata cómo es el funcionamiento: “Cada cofradía toca dos marchas que se puntúan en los tres aspectos. Al finalizar, se suma y se saca la media sobre 10”. La clave es, cuenta él, “hacer anotaciones mientras las escuchas para luego poder repasarlas y juzgar de la mejor forma”. Algo que cada año se ha vuelto más complicado porque, como comenta David Lázaro, “al ser un concurso libre, el nivel ha ido aumentando y los cofrades lo hacen cada vez mejor”.

La cofradía de la Coronación de las Espinas ensaya para el concurso de tambores.

La cofradía de la Coronación de Espinas ensaya para el concurso de tambores. / Miguel Ángel Gracia

Aunque el orden de salida se escoge mediante sorteo, cada cuadrilla tiene sus preferencias. En la Entrada de Jesús en Jerusalén, narra Villacampa, “se suele querer actuar cerca del descanso, o un poco antes o justo después”. Sin embargo, en la Coronación de las Espinas son más de “salir al principio porque así te ahorras estar toda la mañana esperando”, explica Blasco. Y añade: “Me gusta ir en el bloque de las cofradías que suelen recibir premio porque son con las que aspiro a competir”.

El objetivo final del concurso es, para Blasco, “que la gente se vaya con una buena sensación después de tanto trabajo”. Lázaro comparte esa idea: “Al margen del resultado, estás todo el día con gente que te apoya en algo a lo que le has echado muchas ganas. Es un esfuerzo que merece la pena”.

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