LA NUEVA VIDA POLÍTICA EN LA COMUNIDAD

Las culebras dialécticas de Vox en Aragón

El ala ultraderechista del Gobierno autonómico, con el vicepresidente Nolasco a la cabeza, protagoniza polémicas muy medidas para colar un mensaje ideológico que curiosamente nunca dice lo que todos creen entender

Nolasco, detrás de Azcón en una rueda de prensa.

Nolasco, detrás de Azcón en una rueda de prensa. / JAIME GALINDO

Tiene Vox un notorio afán por hablar claro, sin pelos en la lengua, de huir de la corrección política. Lo decía y lo reiteraba Alejandro Nolasco esta semana, cuando acusaba al PP de tener un discurso distinto en cada sitio en alusión a la política trasvasista. Sin embargo, parece que los parlamentarios de la ultraderecha en Aragón se las ingenian siempre para guardarse una vía de escape, un yo no dije exactamente eso de lo que usted me acusa, un culebreo dialéctico para sembrar dudas en todo lo que tocan.

Lo ejemplificó ayer el vicepresidente Nolasco, que, después de romper un folleto escolar sobre el Ramadán hace dos semanas para atacar el islam, mandó a leerse el Código Penal a esos parlamentarios de la izquierda que le acusan de cometer un delito de odio. «Les retrata intelectualmente», les espetó tras una rueda de prensa conjunta de toda la oposición, aduciendo que son «trapaceros y mendaces» porque él solo dijo que la religión musulmana «no tiene un trato de igualdad de la mujer con el hombre, por ejemplo, entre otras muchas cosas». En realidad, dijo mucho más: que había que frenar en seco la concesión de la nacionalidad española a personas que vengan de países islámicos por que podrían ser yihadistas. Eso, curiosamente, no lo recordó.

No fue más contundente cuando acusó ayer a la portavoz del PSOE y ex consejera de Presidencia, Mayte Pérez, con desvelar «los viajes de ida y vuelta con chófer y su piso en Zaragoza», dijo Nolasco. «Hablaremos de ello estos días», soltó, de nuevo sin mostrar prueba alguna. En ese tema en especial se ha detenido el tiempo para el ala ultraderechista del Gobierno de Aragón, pues prometieron rebajar los gastos «superfluos» y se han encontrado con que la realidad muestra que no están tan mal. Sucede con el piso de 800 euros mensuales que sufragarán las arcas públicas para ahorrarle los viajes diarios a Nolasco, acordado en Consejo de Gobierno, según publicó Heraldo y confirman fuentes del Ejecutivo autonómico a este diario. 

Algo similar le lanzó a otro socialista, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska, a quien invitó a dormir una noche en la cárcel de Zuera. «Yo invito a Marlaska, ese ministro que nos ha privado de 600 guardias civiles en Aragón que nos hacen falta, a que venga a la prisión de Zuera a pasar una noche si realmente cree que la situación es segura», dijo, antes de vincular inmigración con violencia machista y asegurar que cada preso cuesta más de 200 euros al día «según un informe que hizo la Universidad de Lausana», aseguró Nolasco. A otro ministro, en este caso a Ángel Víctor Torres, responsable de Política Territorial, le llamó «inculto e ignorante» por criticar la derogación de memoria y acusar al Gobierno de Aragón de hacer apología del franquismo. 

Algo similar aconteció cuando a Santiago Abascal se le ocurrió sugerir en una radio argentina aquello de que «habrá un momento en el que el pueblo querrá colgar de los pies a Sánchez». Corrió presto su lugarteniente en Aragón, que defendió que era una forma de expresar el cabreo de los españoles y lo mismo que decir que hay que «darle un cachete en el culete». «¿Qué es más grave, colgar a alguien de los pies o hacer la traición de trocear y vender España por siete votos?», dijo entonces Nolasco. 

La inmigración, el trasvase, las cárceles o colgar a Sánchez por los pies son opiniones siempre matizables cuando la oposición sale en tromba

No menos serpenteo dio Vox con los ríos, que van a dar a la mar. La ultraderecha sigue anclada a ese «pacto hidrológico nacional» mediante interconexión de cuencas que ansían para España. Nunca han desvelado si ese proyecto contempla el trasvase del Ebro, el más caudaloso del país, subiendo el tono el día que Murcia exige la transferencia de aguas y bajándolo al siguiente cuando Cataluña pide empalmar una tubería.

Van siete meses de gobierno y el repertorio es variopinto. Sin mencionar quedan el choque forzado con el ala del PP en el Ejecutivo autonómico por la acogida de menores migrantes, el vídeo propagandista sobre el medio rural en el que aparecía un aula franquista o las acusaciones por las identificaciones fascistas en el pasado de dos directores genereales. Mucho culebreo, ¿tanta cadera?

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