Sembró de cristales las aceras de varias calles y plazas del centro de Zaragoza tras romper escaparates para robar en el interior de comercios al inicio de esta semana y ayer volvió a emplear el mismo modus operandi en una farmacia de Parque Goya, si bien en esta ocasión no pudo ir muy lejos y acabó arrestado. Se trata de H. A., un marroquí de 22 años con varios antecedentes.

La detención la realizó una patrulla de la Policía Local, si bien el Cuerpo Nacional de Policía iba tras sus pasos. De la oleada de robos realizada a principios de semana en la zona de la Puerta del Carmen los agentes habían conseguido identificarle. Entró en la pastelería Beyma y el género que allí había le gustó tanto que no se fue corriendo con el botín, sino que se quedó en el interior comiendo algunos productos. Las cámaras de seguridad grabaron una cara que, pese a la juventud del delincuente, era una vieja conocida para el Grupo de Policía Judicial de la Comisaría Centro que rápidamente supo quién era.

Pasó la noche en dependencias de la Policía Nacional, mientras finalizaban las diligencias por una docena de robos con violenta que le imputan los agentes. Hoy está previsto que sea puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza, que está en funciones de guardia. A la lista de comercios asaltados que investigaban se añade la farmacia en la que actuó ayer por la noche. Fue sobre las 00.30 horas, en la calle Jean Piaget, en Parque Goya, en la capital aragonesa. Quitó una alcantarilla y con ella rompió el cristal del establecimiento.

H. A. había decidido cambiar de barrio. Su última actuación se había producido en el centro entre las 3.00 y las 5.00 horas. Todos sus objetivos estaban a 150 metros a la redonda.

Entre los comercios afectados figuran una pastelería, una peluquería, una chocolatería, una frutería, una librería y una tienda de lámparas. «Se han llevado el contenido del cajón de la caja registradora, unos pocos cambios, y unas cuantas botellas de alcohol, con un valor aproximado de 400 euros, a los que hay que sumar el cristal de la puerta», señaló el dueño de la pastelería, el obrador Beyma.

En la librería rompió tres cristales del escaparate de la parte trasera, con un valor de unos 3.000 euros, y se llevó los cambios de la caja. «Es la segunda vez que sufrimos un robo de este tipo», indicó Ana, propietaria del local. «Había un poco de sangre en los cristales rotos», añadió. También faltaban monedas en la caja registradora, precisó.

En la tienda de lámparas, los daños en uno de los escaparates ascienden a 5.000 euros, aproximadamente. «Se han colado por el hueco que han abierto y han revuelto algo en el interior, pero no se han llevado nada, no han abierto lo cajones y ni siquiera han entrado en la oficina», manifestó Emilio, el dueño, quien todavía no sabía que solo era una persona la que había accedido. Curiosamente, no tocó las lámparas ni el mobiliario, como si se hubieran marchado rápidamente tras comprobar de un vistazo que no había nada de su interés.