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Segura se convierte en un actor fijo del cine español

El intérprete cómico multiplica este año sus apariciones cinematográficas al aparecer en ocho filmes

A Santiago Segura no hace falta ni preguntarle. La locuacidad es un resorte que él activa antes incluso de sentarse y de que la grabadora empiece a rodar. Habla y habla sin parar, con ingenio y desorden, saltando de un tema a otro con fluidez y sin un propósito concreto, con un sentido que adquiere coherencia sólo en su particular universo gamberro. Hasta que, de repente, se detiene, y dice: "¿Y por qué cuento yo todo esto?".

La incontinencia parece una característica muy propia de Segura. Verbal y profesional. De haber desaparecido, o casi, el año pasado, a reaparecer en este 2004 en un total de ocho películas. De acuerdo, no en todas asume el protagonismo. Algunas, de hecho, se ciñen a apariciones cortas. "En Hellboy --dice en alusión a la cinta dirigida por su amigo Guillermo del Toro-- si se te cae la cartera y te agachas a recogerla, puede que ya te hayas perdido mi actuación", ilustra de forma graciosa.

El creador del personaje de Torrente ha estrenado ya Una de zombis , del aragonés Miguel Angel Lamata, en la que comparece como actor secundario, y el viernes próximo se dejará ver como fan irredento del heavy de AC/DC junto a Florentino Fernández en Isi & Disi . La semana pasada ambos asistieron al preestreno en el cine Palafox de Zaragoza . En Navidad cargará de nuevo con el protagonismo en El fabuloso mundo interior de Borjamari y Pocholo --ahí hace de caricaturizado pijo arrobado por Mecano-- y, en medio, un sinfín de producciones con papeles más bien breves y testimoniales. Torrente 3 llegará en el 2005.

"Para mí, lo importante es protagonizar una o dos películas al año. Y es lo que hago, porque las demás son sólo apariciones", indica para desmentir un exceso de presencia en la cartelera. Una presencia altamente rentable. Santiago Segura y su contestado humor convocan asistencias millonarias.

De hecho, el año que no lanza una película, la cuota de mercado del cine español se resiente. Un músculo que en España, aparte de él, sólo pueden ejercitar Pedro Almodóvar y Alejandro Amenábar.

"Es muy triste, pero es así. Este año la película más taquillera ha sido La mala educación y la segunda, Una de zombis. Me parece alucinante. No sé por qué la gente ha perdido interés en el cine español. Me da pena", señala.

Segura se airea y de paso socializa al participar en películas de forma muy secundaria. Algunas en el extranjero, como Hellboy y Tiptoes . "Son películas en las que no me preocupo tanto de que el guión y el equipo estén bien. Me despreocupo incluso de la promoción y lo exijo por contrato. Es lo que pasó con Cody Banks. ´A mí me habéis pagado como secundario y, como tal, no voy a las promociones ni salgo en el cartel´, les dije. Hago estas películas para conocer a gente".

"Yo --añade ya con el verbo embravecido y galopante-- he salido en una película y no se lo he dicho a nadie (Tiptoes ). En ella hago una escena con Gary Oldman y otra con Patricia Arquette. Y me parecía una fantasmada decir: ´Hey, he estado en Los Angeles y he hecho esto´. Lo hago porque disfruto. Como cuando Oliver Stone quiso comprar Torrente 2. Otro hubiera ido corriendo a la prensa, pero estas cosas, hasta que no salen, son aventurillas. Mi carrera de cine está en España. Lo otro lo hago porque me encanta y soy muy cinéfilo".

Santiago Segura, a la postre, asegura priorizar la calidad a la cantidad. "No me inquieta tanto lo de quemarme como lo de no fallar. Quiero que la gente, al ver una película mía, diga: ´me ha gustado un poco menos, o un poco más, pero coño, Segura es garantía de pasar un buen rato´. Para mí, eso es sagrado".

Su concepto de pasar un buen rato en el cine genera comentarios que no son siempre del agrado del actor, gran seguidor de los hermanos Farrelly. "A mí se me identifica con el humor soez, zafio y vulgar. Y me molesta, porque me gusta todo tipo de humor. Sé que un pedo hace gracia y hay momentos en que es insuperable. Pero en otros, no. Y puede incluso ofenderme. O aburrirme. Creo que hay que saber combinar todo tipo de golpes".

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