En realidad, The artist no se parece mucho a las películas que homenajea. Más que al cine de Charles Chaplin o D.H. Griffith, recuerda a algunos clásicos del sonoro como, por ejemplo, Cantando bajo la lluvia. Si en ella Stanley Donen usó el lenguaje del musical para celebrar lo que las películas ganaron con la llegada del sonido, Hazanavicius usa el lenguaje del cine mudo para recordarnos lo que perdieron --la magia de la narrativa puramente visual--. Además, The artist incluye un fragmento de la banda sonora de Vértigo, varias escenas inspiradas en Ciudadano Kane y una línea argumental que convierte al filme en un remake de Ha nacido una estrella.

También el trabajo del actor Jean Dujardin parece tener inspiraciones claras: el encanto algo empachoso de Maurice Chevalier, más una dosis más potente de Douglas Fairbanks y, sobre todo, la peripecia personal de John Gilbert, estrella de la Metro Goldwin Mayer a mediados de los 20 que acabó destruido por el alcohol y la demanda letal del sonoro.