OPINIÓN

Guardando las distancias: Vive Latino, hay que pensar en el futuro

Tras el éxito rotundo de la cita la única forma de crecer y mantenerse es mirando hacia fuera

El Vive Latino durante la jornada del viernes.

El Vive Latino durante la jornada del viernes. / Laura Trives

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Que el Vive Latino, este año sin ningún tipo de alguna de las dudas que dejó la primera edición en el aire, ha sido un rotundo éxito de público y de calidad artística es indiscutible. Puede gustar más o menos el modelo, incluso el cartel, o el planteamiento de meter 39 artistas (que se dice pronto) en apenas tres escenarios y dos días, pero la realidad es que el público, este año sin ningún pero, ha abrazo la propuesta. Alrededor de 44.000 personas han pasado por el recinto entre los dos días. Ahora mismo, en Zaragoza, quitando el fútbol, nadie es capaz de esto. Por lo tanto, ese debate ha quedado zanjado por la realidad de los hechos.

Ahora bien, concluida la cita, y a bote pronto es el momento de mirar un poco más allá. A falta de conocer los datos demográficos sobre el público y de saber cuántos visitantes ha habido de fuera, la percepción que tengo es que la mayoría de los espectadores que acuden al Vive Latino son de la ciudad, viven en Zaragoza. Algo que no digo que sea malo pero que, mirando a largo plazo, merece una reflexión porque puede llegar a ser un problema para la propia supervivencia de la cita.

El Vive Latino España tiene la necesidad de crecer y si bien ya no tanto en capacidad e infraestructuras (el recinto da lo que da, que es mucho, eso sí), debe hacerlo en proyección y en convertirse en un polo de atracción fuera de la ciudad.

Crecer pasa por expandir la proyección

Que el público sea mayoritariamente de Zaragoza viene a refrendar que tenemos espectadores ávidos de grandes eventos y de conciertos de todo tipo, pero puede ser un arma de doble filo. No todo, pero parte de él hay la posibilidad de que esté atraído por la novedad (no conviene olvidar que estamos ante un evento que no ha existido nunca en Zaragoza de estas características) y al cabo de los años no responda en la misma medida que lo está haciendo ahora. A falta de conocer el número de gente de fuera que ha acudido este año al evento estoy seguro que la comparación con otros festivales de tamaño similar en España en cuanto a visitantes no dejará en buen lugar al Vive Latino España. Por no hablar de otros como el FIB o el Primavera Sound pero esos realmente está en otra liga tanto por programación como por ubicación.

¿Es esto malo? Como decía, no, de momento. El festival comandado por Nacho Royo ya ha demostrado que tiene pulso para sostener la apuesta con público mayoritariamente local. Ahora el reto y el objetivo es conseguir llevarlo lejos. Y para eso se necesita un buen plan de proyección internacional y de comunicación.

Estamos donde estamos

Soy consciente de que estamos ubicados donde estamos, que no somos un lugar de costa ni un sitio que atraiga turismo simplemente por existir y que ya se ha venido demostrando a lo largo de todos estos años, no es sencillo conseguir hacer destacar algo fuera de nuestras fronteras, pero, sinceramente, creo que es la única manera de que este Vive Latino puede a aspirar a mantenerse durante décadas.

Tampoco hay que obviar que se acaba de celebrar únicamente la segunda edición (de un proyecto largamente acariciado hasta que por fin se hizo realidad) por lo que margen hay de sobra para que todo se vaya asentando y se vaya llevando la cita a otra dimensión. Sería un error, eso sí, pensar que ya está todo hecho porque en este 2023 se ha estado cerca del 'sold out' y, hay que reconocerlo, se han solucionado buena parte de los problemas que hubo en la primera edición.