Paula Ortiz (estrena 'Al otro lado del río y entre los árboles'): "Hemingway me provoca un amor odio muy fuerte"

La cineasta aragonesa vuelve a las salas con su película ‘Al otro lado del río y entre los árboles’

Daniel Monserrat

Daniel Monserrat

Después de un «rodaje durísimo y muy largo» con una pandemia por en medio, finalmente, 'Al otro lado del río y entre los árboles', la adaptación cinematográfica de la novela de Hemingway dirigida por la aragonesa Paula Ortiz, llega este miércoles a las salas españolas. En Zaragoza, se podrá ver desde hoy en los cines Aragonia y Palafox.

A Paula Ortiz le cuesta hablar de las bondandes del filme, no porque no quiera sino porque, asegura, no tiene «la perspectiva después de un esfuerzo tan grande». Sí tiene claro qué es lo que le movió a ella a afrontar un reto superlativo cuando le llegó el guion a sus manos: "El texto de Hemingway y abordar a un autor tan comprometido, que me provoca un amor odio tan fuerte", dice con continuidad para proseguir: "Es alguien a quien como narrador admiro muchísimo, es el gran cronista del siglo XX que tiene esa manera de contar que él llamaba del iceberg que depuraba la palabra y la prosa hasta llegar a un instante que albergara todo el dolor que está bajo la superficie". Pero, al mismo tiempo, afirma la aragonesa, "representa la cúspide de la pirámide masculina en el canon, le gustan las mujeres, el alcohol, los toros, el boxeo, la guerra… Probablemente no hay nada tan opuesto a mí, no es que no comparta sus intereses si no que en muchos estoy en contra. El ser un autor tan antagónico a mí como mujer y persona española del siglo XXI, me hacía muy atractivo el hecho de acercarme a él".

La película llegará a las salas españolas el 11 de octubre.

La película llega este miércoles 11 de octubre a las salas. / EL PERIÓDICO

El amor y la muerte

También es verdad que en 'Al otro lado del río y entre los árboles', protagonizada por Liev Schreiber, Matilda De Angelis y Josh Hutcherson, se ve a un Hemingway que "está en declive, autocuestionándose, desordenándose y preguntándose a sí mismo si todas las luchas merecieron la pena. Y ese cuestionamiento al final de su vida se cuenta a través de dos paseos en menos de 48 horas en Venecia, en un encuentro con una mujer más joven que comienza su vida, que también está en una encrucijada y le confronta y le restituye en cierta manera". Y a lo largo de toda la obra, resalta Paula Ortiz, "todos esos elementos interpelan en última instancia al amor y la muerte, son aspectos que siempre te llevan al centro de lo humano".

Y es que la fortaleza de la película también reside precisamente en las vicisitudes del propio autor de la novela en la que se basa: "Que este hombre que ha sido probablemente el narrador canónico del hombre blanco occidental, se cuestione el valor de las victorias como lo hace en esta película, si merece la pena ganar a costa de qué, qué es lo que no se puede perder, qué es lo que te queda al final de tu vida,... Es muy bonito. Y lo hace de una forma muy autoconsciente teniendo en cuenta cómo acabó el propio Hemingway y la película".

'Al otro lado del río y entre los árboles' (que coge el nombre de una orden militar que el coronel protagonista dio a sus hombres y que les llevó a la muerte) está rodada en blanco y negro. Una decisión necesaria para lo que se quería hacer, según asevera la cineasta: «Es una novela que se escribió en 1946, que aborda la posguerra mundial. Necesitaba ese lenguaje del cine de los años 40. Se hizo con la intención de que tuviese el aire de Casablanca en sus encuadres, luz, blanco y negro, textura, lienzo, en su palabra y en el peso de esas palabras». Por todo ello, tendría poco sentido haber elegido otro camino: «Hubiera sido una película distinta. Es una historia con un corazón suficientemente poderoso para poderse contar de muchas formas, pero, para mí, no tenía sentido porque el blanco y negro tiene muchos valores en este caso. Para empezar, el sentido de recuperar el sentido del lenguaje del cine de los 40 y además le da ese aire fantasmal a los personajes y a Venecia en un momento vital para los personajes. Hay trozos en color que corresponden al pasado del coronel porque en realidad él está atrapado en una decisión que tomó en una batalla de la Segunda Guerra Mundial, está atrapado ahí. Y esa parte la hicimos en color y panorámico porque para él era algo más nítido. El blanco y negro tiene su traducción emocional fuerte en la película», justifica Paula Ortiz.

Se trata de la primera gran producción que ha podido dirigir la cineasta aragonesa, algo que le ha marcado mucho: «Ha sido una experiencia muy dura, es muy duro rodar bajo los parámetros anglosajones. Ha sido un aprendizaje brutal, desde el idioma (se ha rodado en inglés e italiano) y lo que ha supuesto para mí trabajar la palabra de Hemingway en una lengua exógena a mí».

Una experiencia transformadora a todos los niveles y que le ha cambiado su forma de afrontar lo que ha venido después:_«Si algo ha supuesto este rodaje ha sido un aprendizaje incluso con una crisis como directora. En muchos niveles me ha transformado completamente en cómo abordar el trabajo, Teresa no sería como es si no hubiera rodado 'Across the river'», sentencia la directora aragonesa, que afronta un tramo final de año de vértigo ya que en noviembre llegará a las salas 'Teresa'. 

LO PRÓXIMO

Paula Ortiz va a vivir un final de año muy intenso ya que ‘Teresa’, también dirigida por ella, se estrenará en la Seminci y llegará a los cines en noviembre: «Parece que no he trabajado hasta ahora, pero esto es el fruto de muchos años de trabajo y por azar se ha juntado y sale todo a la vez. Ahora viene ‘Teresa’ que hemos gestado aquí nosotros, desde el principio, una película pequeña pero muy especial por el propio mundo de Teresa, su palabra,... Y que navega aguas nada habituales, es una película sobre la duda como motor y la determinación como motor de mano de una de las plumas más afiladas que hay en español y más contradictorias. Como dice Mayorga ella es un incendio, profundamente subversiva. Y trabajarla con Blanca Portillo ha sido algo descomunal». Algo que le hizo pasar de estar al frente de una gran producción a un producto mucho más pequeño: «Es todo lo contrario. He pasado de una película donde hay una batalla de la Segunda Guerra Mundial con 200 soldados en la Venecia de los años 40 a estar en el ascetismo en clausura de una monja del siglo XVI. Pero es tan apasionante un abismo como el otro, te diría incluso que 'Teresa' es más abismal», concluye con contundencia.