Las Turbulencias de Javier Losilla: Manresa toma el pulso al Mediterráneo

El año pasado, cuando ya la pandemia era prácticamente un eco de lo que fue, la Fira Mediterrània de Manresa recuperó la participación ciudadana; es decir, volvió a programar espectáculos de calle. Y ahora, en 2023, aún con el runrun de ese eco, ha retomado su dimensión internacional. Ahí está, sin ir más lejos, la propuesta 'Evoé!', fruto de la colaboración entre el siempre revulsivo músico y productor Raül Refree y la cantante Maria Mazzotta, revitalizadora de las tradiciones sonoras de la región de Salento, al sur de Italia.                                              

Repleto de simbología, 'Evoé!', con dramaturgia de Jordi Oriol y las trece voces femeninas del coro Plèiede, es un espectáculo hedonista, con la pasión (y sus obsesiones) como hilo conductor en el que el ruidismo (en unas ocasiones) y la guitarra (en otras) de Refree configuran con la voz de Maria gozosos cantos de sirena de esos que obligaron a Ulises a amarrarse al mástil de su embarcación para no sucumbir a sus embrujos.

No faltó en esta vigésimo sexta edición de la fira la reformulación folclórica de Rodrigo Cuevas, con el espectáculo nacido de 'Manual de romería', su disco más reciente, una mezcla de rave campestre y cabaret ambulante. Rodrigo es el rey de la pista, el amo del escenario. Cantante espléndido, comediante deslenguado y creador tan comprometido con la tradición como con su tiempo, Cuevas, reciente Premio Nacional de Músicas Actuales, es paradigma de una heterodoxia que enlaza épocas, planta cara a lo rancio y despeja los caminos por los que transita el carro de fuego de la libertad. Échenle un galgo.

Carles Dénia y Ana Lua Caiano

Y siempre es motivo de alegría que Carles Dénia vuelva a los escenarios de la Fira. Valenciano establecido en Cataluña, creo que Dénia no tiene, fuera de las orillas del Mediterráneo, el reconocimiento que merece por su calidad interpretativa y por la enjundia de sus proyectos musicales. Con el acompañamiento de piano en lugar de las habitiuales cuerdas, el cantador presentó 'Mussoi', una hermosa colección de canciones con textos de poetas contemporáneos, en la que no falta una pieza del gran Ovidi Montllor.

Y más: la portuguesa Ana Lua Caiano que explora, a través de la electrónica y las percusiones las músicas populares de su país. No hablamos de fado, no, sino de un vibrante repertorio que bebe de los hallazgos del singular José Afonso, entre los destacaron la incorporación de ritmos procedentes de excolonias portuguesas como Mozambique.

Vanesa Aibar y La Maria

Otras dos artistas femeninas han destacado en una abundante, variada y atractiva programación: la bailarina andaluza Vanesa Aibar (con el valenciano Enric Monfort) y cantante La Maria, también de Valencia. Vanesa y Enric presentaron 'La reina del metal', una brillante oferta de inspiración flamenca, cercana a las investigaciones sobre el cuerpo en lo jondo realizadas por Israel Galván. En ella se engarzan lo telúrico y lo contemporáneo, la tradición y la creación de un código propio. Las máquinas y las percusiones sustituyen a las guitarras, y Vanesa dialoga con ellas en un lenguaje flamenco repleto de dobles sentidos.

La Maria, por su parte, es la aventura post-rock del 'cant valencià'. En danza desde 2021, La Maria, a la que el tiempo proporcionará más estabilidad sobre el escenario, aborda con igual resolución el 'cant d’estil', fandangos como el de Cofrent y una composición de Chicho Sánchez Ferlosio. 'L’Asumpció' es su primer disco.

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Instrumentos domésticos de percusión (cazos, sartenes...) autómatas; artilugios diversos con sus motores en marcha (secadores de pelo, máquinas de afeitar, aparatos de radio), un bajo en uve fabricado para permitir tocar a la vez otro instrumento, otras percusiones... Con todo eso trabaja Mario G. Cortizo, gallego instruido musicalmente en Barcelona y en un conservatorio holandés. 'Só un solo' es el título de la creación presentada en la Fira, una oferta salpicada de textos repletos de ironía y músicas que, solo para que me entiendan, son una extensión de la pieza 'Stabat Mater', el poema medieval musicado por el compositor barroco Giovanni Battista Pergolesi en los últimos y prolíficos años de su vida.

A Cortizo le sirven de inspiración las disonancias que atraviesan la composición de Pergolesi y configura una propuesta arriesgada y excitante que conecta lo cotidiano con la experimentación.