Los libros aragoneses de Domingo Buesa: Los santos inocentes de la literatura

El cuadro de 'La Matanza de los Inocentes', de Rubens

El cuadro de 'La Matanza de los Inocentes', de Rubens / EL PERIÓDICO

Domingo Buesa

Domingo Buesa

La Matanza de los Inocentes, como todo el mundo sabe, es un episodio que cuenta el Evangelio de san Mateo al referirse a la orden dada por el rey Herodes, que gobierna Judea, de matar a todos los niños menores de dos años para evitar que sobreviviera el Mesías, puesto que los reyes o los sabios de oriente habían llegado a Belén para adorarlo. Este episodio ha sido el origen de un apasionante mundo de tradiciones, de leyendas, de creaciones artísticas y, por supuesto, de textos literarios que se han planteado este terrible infanticidio acaecido en el pequeño lugar de Belén a principios del siglo I.

Hay algunas novelas que aportan la referencia de los inocentes pero que no se atienen al relato judío. Por ejemplo, 'La matanza de los Inocentes', que es una novela antibélica de Juan Luis Martínez González (Apostroph Ediciones, 2021) que se refiere a la batalla de Annual en 1921; o la conocida novela 'Los santos inocentes' de Miguel Delibes (Planeta, 1988) que plantea en la década de los sesenta el tema de la soberbia y la violencia contra los inocentes. En el arte ha sido muy utilizada esta iconografía, pero podría destacar 'La matanza de los inocentes', del crucero de la catedral de Siena (Matteo di Giovanni, 1481) que es una excepcional representación en mármol convertida en pavimento.

Como puede verse, estamos en un tema ampliamente utilizado incluso en tratados como el del piloto y escritor suizo Hans Ruesch 'Matanza de los Inocentes: los animales en la investigación médica' (Mandala Ediciones, 2009), pero hoy vamos a rastrear este asunto en la poesía, porque este es un campo de expresión muy necesario y poco transitado por el lector. Para ello, podemos comenzar mencionando que La Strage degli innocenti de Gian Bautista Marino, publicada en 1632 constituye un excepcional poema sacro en cuatro cantos, en octavas, de este episodio que él entiende inspirado por Satanás y que alcanza su mayor ritmo cuando narra la bajada de las almas de los niños al Limbo, donde son recibidas por los santos Padres.

Para ese momento en España ya se habían publicado algunos poemas sobre el nacimiento en Belén, como el del cántabro Rodrigo de Reinosa en su cancionero 'Coplas de Nuestra Señora' (Barcelona, 1513) que se hicieron muy famosas porque en ellas se hablaba de milagros con prostitutas, pastores, comadres, venteros o negro. Nos interesa el poema en el que san José se dirige al gallo navideño contándole la situación pues “Lumbre no tenemos / ni leña ninguna, /ni tampoco habemos / mantillas ni cuna…”.

Pero, quizás el más directo sea el de Alonso de Bonilla incluido en su 'Nuevo jardín de flores divinas en que se hallara variedad de pensamientos peregrinos' (publicado por Pedro de la Cuesta, 1617) y que es la famosa Chanzoneta a la Virgen sobre los Inocentes, que comienza así: «Tened, Virgen, este día / vuestro cordero guardado;/ mirad que os lo han sentenciado /para la carnicería…/porque un tirano león /tiene hambre de un cordero>». En él queda marcada la presencia de los reyes magos como informadores sin maldad, pues estos personajes son claves en el mundo de la poesía. Recordamos el poema de Rubén Darío, en Cantos de vida y esperanza (1905, editados por Cátedra en 1955), en el que se hace callar a los reyes: «—Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos./ Triunfa el amor y a su fiesta os convida…» después de que estos cuentan lo que traen. Y hablando de reyes magos no me resisto a recordar el villancico Ya está el niño en el portal, de Gloria Fuertes y musicado por Paco Ibáñez.

La riqueza cultural que genera el nacimiento de Jesús es inabarcable, desde la creación de ese Villancico gitano, de José María Fernández Nieto, que proclama «—¡Ozú, vaya churumbel!/ ¡Mare, que me parta un rayo/ zi he vizto en mi vida un payo /que ze compare con Él!», al poema de 'La matanza de los Inocentes' de Joaquín Antonio Peñalosa, que nos devuelve a la dureza del tema que nos ocupa. Este sacerdote y académico mexicano (muerto en 1999) que fundó un orfanato, clama por todos los niños asesinados en la vida diaria. Peñalosa escribe «Nos quedamos sin ojos / nos quedamos sin lágrimas / nos quedamos sin cara /la túnica rasgada por inútil /tibia todavía del sueño de los hijos». Lo mismo que otros poetas contemporáneos como el poeta navarro del siglo XX Víctor Manuel Arbeloa con su Nana en el día de los Inocentes (1996).

Como pueden ver este es un mundo apasionante en el que no faltan poemas por oficios como el 'Villancico del Aviador', el 'Villancico del Niño Carpintero'…, o 'La noche del Astronauta' donde todos los versos pares acaban en «aire» y que el poeta andaluz Antonio Murciano explica que los ángeles «…cantaban villancicos / de aire, al aire, por el aire».

Y para terminar hablando de los niños en el portal, aquel 'Retablillo flamenco' en el que el murciano Enrique García Máiquez comenzaba con estos versos: «San José canta, / María baila / y Jesusito /toca las palmas./ Del Cielo, un ángel /va y dice: «¡Arsa!»./ Hay un pastor /a la guitarra. /Al resto, se les /saltan las lágrimas. / No bailan las ovejas, /pero sí balan. /Los Reyes Magos / —pues son de Oriente—/no entienden nada».

Y a todo esto, no olviden que esta fiesta de hoy es la medieval de los locos, el día en el que los niños mandaban en las catedrales y los demás obedecían con más o menos aguante. Y sepan que en lugar de Sanare, lugar venezolano a los pies de los Andes, vinculada con los Santos Inocentes se celebra la fiesta de Los Zaragozas, donde los coros de músicos cantores, danzan durante todo el día y, en sus visitas a los hogares, pagan diversas promesas que los devotos tienen ofrecidas a Los santos Inocentes.

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