MÚSICA

Crítica de Javier Losilla del concierto de Pilar Almalé: Todas las canciones del mundo

Pilar Almalé durante el concierto que ofreció el jueves en el Teatro de las Esquinas.

Pilar Almalé durante el concierto que ofreció el jueves en el Teatro de las Esquinas. / MARÍA MUÑOZ

Javier Losilla

Javier Losilla

Notable violagambista y excelente cantante, la zaragozana Pilar Almalé es vigoroso epítome de conjunción artística. El jueves presentó en el Teatro de las Esquinas, dentro del ciclo En vivo con ellas, 'Golondrinas', su nuevo y reciente disco, en un concierto musicalmente excelente, conceptualmente sensual y escénicamente impecable.

Almalé conjuga en su apuesta sonora las músicas antigua y popular a través de encuentros, nada forzados, entre ambas manifestaciones sonoras y extrayendo de la viola y de su voz los matices necesarios para dar entidad propia a cada composición. Actuó en solitario, con la 'ayuda' de algunos elementos programados y utilizando bucles para crear capas sobre las que trabajar. Unos atractivos visuales, creados al alimón con Víctor Izquierdo, completaron la presentación.

Acertada versión de 'Serenata para una tierra de uno'

Tras la apertura con la pieza que titula el álbum ofreció una acertada versión de 'Serenata para una tierra de uno', de Mercedes Sosa. Luego vino la incursión en la música renacentista con 'My Hope Is Decayed', del compositor y militar Tobias Hume (1579-1645), quien mostró una admirable pasión por la viola da gamba en tiempos en los que el instrumento predominante era el laúd. La cantiga 'Como deus fez vino d’agua', de Alfonso X el Sabio, interpretada usando 'loops' e iniciada con una 'muzette' de Marin Marais, uno de los genios del Barroco, marcó uno de los puntos fuertes del concierto.

Pilar Almalé, con su instrumento, en el Teatro de las Esquinas.

Pilar Almalé, con su instrumento, en el Teatro de las Esquinas. / MARÍA MUÑOZ

La 'Suite en La menor', de Saint Colombe le fils (hijo del gran violagambista Monsieur de Saint Colombe) dio paso a la composición propia 'Entre negros y azules'. La canción sefardí 'Morenica', rematada brillantemente con una chacona, anticipó el universo, también Sefarad, de 'Nani Nani', con la voz flamenca de Antonio El Turry y la guitarra de Paco Jarana pregrabadas; fue esta pieza un arrobador modelo de conjunción musical, interpretación y logro artístico. Y ya hacia el final, una canción iraní hermosamente armonizada por Pilar, y la 'canzone' tradicional italiana 'Bella ci dormi', que, en una acertada variación, no cantó sino que recitó con tal precisión e intensidad que ya quisieran para sí algunas actrices de renombre.

Un fragmento de Manhã de Carnaval, de la película Orfeo negro, atendiendo a los muchos aplausos del público, puso la despedida, ya que no el final de un disfrute incrustado en el corazón de los espectadores. Pascal Queral, en su novela 'Todas las mañanas del mundo' (llevada al cine por Alain Corneau), cuenta el encuentro entre el mencionado maestro Monsieur de Saint Colombe y su discípulo, el no menos gigante Marin Marais; Almalé, en sus discos y en sus directos nos transmite otra reunión: la de las músicas que van y vienen a través del tiempo y del espacio, de la Historia y de la memoria, hechas presente con su viola, su voz y su concepción global del arte. Todas las canciones del mundo.

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