Carlomagno en Zaragoza

En el año 778, Carlomagno, rey de los Francos, intentó conquistar la Zaragoza musulmana

Emperador Carlomagno, por Alberto Durero

Emperador Carlomagno, por Alberto Durero

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

Uno de los cantares de gesta más famosos e hito de la literatura europea de inicios de la Plena Edad Media como es el Cantar de Roldán, nos cuenta de forma literaria cómo fue la expedición que el por entonces rey de los francos y futuro emperador Carlomagno realizó al sur de los Pirineos para intentar conquistar Saraqusta, la Zaragoza musulmana. Una campaña militar que acabó con la famosa derrota de la retaguardia del poderoso ejército carolingio en la Batalla de Roncesvalles. Un enfrentamiento que todavía hoy sigue suscitando debates, especialmente sobre el lugar exacto en el que se desarrolló. Pero a veces se nos olvida contar el desarrollo de una campaña que, como decía, tenía como objetivo la conquista de la capital del Ebro.

Tras la invasión y conquista islámica de lo que había sido el reino visigodo a partir del año 711, lo que los musulmanes empezaron a llamar al-Andalus quedó durante varias décadas sumida en luchas intestinas y sin un claro gobierno centralizado, dada su enorme lejanía de Damasco, la capital del Imperio islámico. Mientras tanto, los musulmanes no se detuvieron en los Pirineos y entraron en lo que eran los reinos de los francos, hasta que surge la figura de Carlos Martel, quien conseguirá detener su avance venciéndoles en el año 732 en la Batalla de Poitiers. De este Carlos Martel nacerá la dinastía de los monarcas carolingios a pesar de que él mismo nunca llegó a ser rey. Pero sí que lo fueron su hijo y sobre todo su nieto Carlomagno. Con él, el reino de los francos volvió a unificarse y se estableció como el gran poder político de la cristiandad occidental.

Mientras todo esto ocurría al norte de los Pirineos, a mediados de ese siglo VIII llegó a al-Andalus el que se convertiría en Abd al-Rahman I, el primer emir de un Emirato de Córdoba que se separó del resto del Imperio islámico convirtiéndose en una seria amenaza para el reino de Carlomagno. Sin embargo, Abd al-Rahman tuvo que dedicar prácticamente todo su reinado a aplastar las constantes revueltas a lo largo y ancho del emirato de Córdoba, siendo una de las regiones más rebeldes la llamada Marca Superior, la cual comprendía casi toda la cuenca del Ebro. Fue entonces cuando llegó el año 777 y el gobernador de Saraqusta, la Zaragoza islámica, se rebeló por enésima vez contra el poder del emir cordobés. Al-Husayn ibn Yahya al-Ansari, pues así se llamaba ese walí o gobernador, consiguió rechazar ese mismo año un ataque de las tropas enviadas por el emir para aplastar la rebelión, y consciente de que habría nuevos intentos, envió junto al gobernador de la Barcelona islámica una embajada a Carlomagno solicitando su ayuda, e incluso ofreciéndole la entrega de Zaragoza sin luchar.

El rey de los francos aceptó, pues el control de la capital zaragozana le brindaría una base perfecta para conseguir dominar todo el territorio que comprendía entre los Pirineos y el valle del Ebro, creándose así la llamada Marca Hispánica. Un territorio dependiente de la monarquía carolingia pero que actuara con cierta autonomía frente a posibles ataques y que sirviera como colchón de la frontera sur de su reino. Así, Carlomagno empezó a preparar la campaña ese mismo invierno, lanzando por fin la ofensiva en la primavera del año 778 con un potente ejército que, eso sí, no estaba preparado para llevar a cabo un asedio en caso de ser necesario, pues no llevaba consigo ni maquinaria ni víveres suficientes. Supuestamente todo ello era innecesario, pues el gobernador de Zaragoza le había prometido entregar la ciudad. Pero cuando por fin llegó Carlomagno con su ejército, se encontró con que al-Husayn se había echado atrás y que no iba a cumplir lo acordado.

El ejército carolingio inició el asedio aunque consciente de que no estaba preparado para iniciar un cerco que podía alargarse durante muchos meses. Además, al poco tiempo llegó un mensajero con noticias de un levantamiento en la otra punta de su reino, de modo que el monarca no tuvo más remedio que levantar el sitio sobre Zaragoza. A su regreso, la retaguardia del ejército, liderada por Roldán, uno de los hombres de confianza del rey, fue atacada por los vascones, quienes habían visto esquilmadas sus tierras durante el paso del ejército tanto a la ida como a la vuelta. Aquella Marca Hispánica que iba a llegar hasta orillas del Ebro nunca llegaría a completarse, pero sí que el monarca seguiría enviando expediciones a la zona en los años siguientes consiguiendo crear una serie de territorios defensivos entre los cuales estarían, a inicios del siglo IX, los inicios de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Los inicios de la historia de Aragón.

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