Un estremecedor silencio precede a todas las grandes batallas, también en Sao Paulo, donde tres pilotos dirimen el título mundial de F-1. Y, curiosamente, los tres enseñaron ayer su lado más simpático, más afable, más cordial, una manera quizá de sacudirse la enorme presión que soportan. Incluso Kimi Raikkonen se mostró locuaz y, lo más sorprendente, Fernando Alonso y Lewis Hamilton se sonrieron, bromearon, cuchichearon y echaron la culpa a la prensa de la imagen de enfrentamiento que han lucido casi todo el año. Puede que sea otra versión de su guerra interna, o simplemente, solo el silencioso preludio del enfrentamiento final.

Porque entre risas, miradas cómplices y gestos de camaradería, Raikkonen y Alonso bascularon toda el peso de la final a tres sobre Hamilton. "Creo que él está mucho más presionado que yo. Tuvo una oportunidad magnífica de ser campeón en China y por tanto tendrá el fantasma de ver que puede perder la segunda oportunidad", dijo el bicampeón, que afronta la carrera "sin nada que perder" porque califica de "macabras" las variantes que pueden darle el título: "Los McLaren tienen que ir mejor que los Ferrari, pero un Ferrari tiene que quedar por delante de Hamilton", resume el asturiano. Difícil, desde luego.

SACARSE LA PRESIÓN Raikkonen sigue el discurso de Alonso. "No tengo nada que perder, así que afronto la carrera como una más. No pienso hacer locuras porque no suelen funcionar", advierte el finlandés, esta semana ha cumplido 28 años y que asegura no haber hecho "ningún cálculo" sobre las variantes que podrían darle el título. "Sé que pasan por que yo gane, y eso ya me basta. Lo demás no está en mi mano, así que no me preocupa".

¿Y Hamilton? Pues el inglés, igual, silbando y mirando al cielo como si no fuera con él la cosa. "Ni siquiera he tenido tiempo de entrenarme en el simulador", dijo ante la carcajada general durante la rueda de prensa conjunta de los tres candidatos al título y Felipe Massa. El rey del simulador, el chico que más rendimiento ha sacado a la avanzada máquina de McLaren, dice tan ancho que ante su cita definitiva en un circuito que no conoce, ni siquiera se ha pasado por el simulador. ¿Presión? Él, tampoco, por supuesto. "Afronto esta carrera como una más", proclamó para contrarrestar la estrategia de sus rivales.

CAMBIO DE DISCURSO Aunque para puesta en escena la de la interpretación de buen rollo entre Alonso y Hamilton. "Nunca tuvimos problemas el uno con el otro. Desde el principio tuvimos una buena relación", dijo Alonso. Y Hamilton le apoyó: "La relación es ahora tan buena como siempre". Y la culpa, obviamente, del mensajero. "La prensa ha tratado siempre de distanciarnos, pero no han tenido éxito". Y Alonso le respaldó: "Se dicen muchas cosas que no son verdad. Somos dos pilotos que luchamos en la pista, pero fuera de ella tenemos una buena relación desde el primer día. Amamos competir; es nuestra vida. Y los dos disfrutamos de esta batalla".

Puede que Ron Dennis haya exigido a Alonso un comportamiento caballero de aquí al final para resolver el contrato de una manera amigable o puede que ante la falta de perspectivas de un coche ganador en Renault, Alonso se esté haciendo a la idea de seguir en McLaren, pero el cambio de discurso es evidente, no solo hacia Hamilton, también al resto del equipo, incluido Ron Dennis, el mismo que dijo en China que estaban pensando en ganar a Alonso no a Raikkonen. "Al principio me sorprendió, pero siempre hay que analizar el contexto en el que se dicen las cosas. Personalmente no vi nada raro", explicó Alonso sobre las palabras de Dennis. Alonso, gane o pierda, no acudirá a la fiesta en Sao Paulo "porque mi avión sale el domingo por la noche".