La renovación de Manolo Jiménez estaba tan encaminada como que el entrenador andaluz tenía previsto viajar hoy a Zaragoza para firmar su contrato después de que el encuentro de ayer entre Agapito Iglesias y el agente del entrenador, Carlos Bucero, terminara de dar forma a un acuerdo en el que ya estaba todo hablado tras las reuniones que el presidente, el entrenador y el director deportivo, Antonio Prieto, mantuvieron la semana pasada. Sin embargo, el diálogo entre Bucero y Agapito ayer no solo no sirvió para terminar de dar forma alborrador ya pactado, sino que se abrió una brecha en la negociación, un agujero que tiene que ver con la habitual forma de ser del máximo accionista, más que acostumbrado a prometer cosas para después matizarlas o directamente no cumplirlas.

¿Peligra la renovación de Jiménez? La pelota está en el tejado de Agapito, que tiene que apartarse de la gestión deportiva, que sabe los parámetros en los que se van a mover Jiménez y la Comisión y que debe dar forma real y creíble a su paso atrás. Y eso incluye no acudir a sus habituales mecanismos para fichar, sino dejar hacer para intentar formar un equipo lo más sólido posible y que no sufra tanto por la salvación, teniendo en cuenta que en el mejor de los casos va a haber que incorporar a una decena de jugadores. Jiménez será flexible en los nombres y se adecuará a la economía, pero quiere un proyecto serio, en el que se apueste por futbolistas ya hechos y con experiencia en Primera.

BORRADOR PACTADO

Agapito ya hace días que tiene el borrador del proyecto que Jiménez ha diseñado para el Zaragoza. Y el empresario soriano se comprometió a que el entrenador, figura clave para el zaragocismo, tendría un amplio margen de maniobra. No solo sería el encargado del banquillo, de dirigir al primer equipo, sino que formaría parte de la Comisión Deportiva, donde también estarían Prieto y Luis Carlos Cuartero, además de dos miembros más, y tendría peso específico en las decisiones de la cantera de la Ciudad Deportiva. Agapito le prometió al entrenador andaluz todo eso, además del compromiso de echarse a un lado, incluso también la capacidad de ruptura unilateral del contrato por parte del técnico en el caso de que el soriano no cumpliera con lo pactado y escrito. Jiménez accede a firmar un contrato por dos años (o uno más uno opcional) y en los emolumentos a percibir tampoco hay problemas. Todo estaba, pues, encaminado y avanzado, tanto que Jiménez y Prieto llevan ya varios días trabajando en la plantilla del próximo curso como si la continuidad del entrenador fuera un hecho.

VOLVER A LAS ANDADAS

Sin embargo, Agapito ayer siguió sin presentar una plasmación real y efectiva de lo hablado. Y eso, para cualquiera que conozca un poco al soriano, es una invitación a pensar que va a volver a las andadas y que querrá intervenir en la gestión deportiva. Y Jiménez no quiere firmar ahora y marcharseen dos meses. El cambio del soriano tiene que ser total y real. Así, el diálogo entre ambas partes quedó a la espera, ya que Bucero no aceptó la propuesta del presidente de venir hoy a Zaragoza para intentar resolver esos problemas, aunque lo más que previsible es que hablen por teléfono. Jiménez, por su parte, pospuso su viaje. Cuando venga, lo hará para firmar o para anunciar que no renueva. Todo apuntaba, y su entorno lo daba por hecho, de que su viaje a Zaragoza iba a ser para rubricar su continuidad, pero ahora hay una clara nebulosa.

Agapito debe, pues, mover ficha, volver a lo que se había comprometido y apartarse de una forma real de la gestión deportiva del club. Ese camino es innegociable para Jiménez, que sabe que tiene a su favor a todo el zaragocismo tras la permanencia lograda y que el presidente no cuenta con el crédito de la afición, porque su gestión en seis años así lo ha propiciado. El técnico desea poner las bases de un Zaragoza más serio y creíble y eso exige una negociación sin medias tintas ni claroscuros. Jiménez espera hoy una llamada de su agente y ver si el soriano ha vuelto a la senda a la que se comprometió. Si no, su continuidad sí que estaría en peligro.