La historia del futbolista con orígenes humildes que tuvo que empezar a jugar en las calles de cualquier ciudad y que apenas tenía dinero para comprarse las zapatillas es muy común en muchos jugadores que llegan a la élite. No es el caso, desde luego, de Stefan Babovic, ya que su padre, Milija, es uno de los hombres más ricos de Serbia, con múltiples negocios de ropa o de coches, entre otros, y con una ascendencia muy fuerte sobre el Partizan, al que ha financiado en no pocas ocasiones. Stefan, que tiene tres hermanos, ha querido siempre que se le valore por sus cualidades futbolísticas, desprendiéndose de la fuerte sombra de su apellido. De ahí que en su camiseta solo figure su nombre de pila.

Milija Babovic ha pensado en varias ocasiones optar a la presidencia del Partizan, pero al final no ha llegado a entrar en esa carrera, aunque su ascendencia sobre el club de Belgrado es total. De ahí, también las facilidades que Stefan tuvo para salir este verano, aunque fuera necesario un acuerdo entre el club serbio y el Real Zaragoza cuya cantidad no ha trascendido. En todo caso, esa presencia de su padre en el Partizan no siempre ha favorecido a Stefan, que se formó en las categorías inferiores de club y debutó en el 2004.

HACIA EL OFK Una disputa entre Milija y el director deportivo del club, Nenad Bjekovic, en el 2006 hizo que finalmente y poco después de empezar la Liga Babovic se marchase sorprendente al tercer equipo de la ciudad, el OFK. Aquello fue una noticia bomba en el país y los aficionados del Partizan no entendían que su jugador más prometedor --se le llamaba por entonces el Messi de los Balcanes-- se marchara del equipo. En el 2007 el Recre y el Villarreal estuvieron muy cerca de fichar al jugador, que pasó con poco éxito por el Nantes y el Feyenoord antes de regresar a su casa, al Partizan, en el 2010. Entonces, el club serbio ya tenía otro director deportivo, Ljubisa Tumbakovic.

Milija Babovic es el prototipo de multimillonario hecho a sí mismo. Nació en 1959 en Ivangrad y su primer negocio fue una boutique que abrió con su esposa, Anka. Stefan nació en esa misma localidad poco antes de que toda la familia se trasladara a Belgrado, donde su progenitor comenzó a formar su imperio. Babovic tiene más de 150 tiendas y vende artículos de lujo y de primer nivel en ropa deportiva, además de coches, y posee el 67% del Banco de Banja Luka.

Su imperio de negocios, del que es copropietario en alguna de sus partes y único propietario en otras, consta de cinco secciones o compañías. La primera es la Fashion Company, que se compone de los negocios y las instalaciones de venta al por menor de ropa y de zapatos de fabricantes famosos --Riplej, Diésel, Levi's, Jagger o Bata, entre otros--. La segunda parte del sistema de negocio es automovilístico, con el derecho exclusivo de importar coches de la marca Peugeot, además de la distribución de aceites de motor o de neumáticos y una agencia de alquiler de coches.

El tercer eslabón en el imperio es Verona Eltim. Se trata de un sistema de distribución exclusiva de marcas como Sony. Además, en cuarto lugar, está la Compañía Evroterm, una planta para la fabricación de ventanas y puertas, que funciona con la última tecnología, y finalmente, el Banco de Banja Luka.

La historia de Milija Babovic, además, está en teoría limpia. Muy centrado en su vida familiar y seguidor del Partizan, ya que el fútbol es su otra pasión, nunca ha estado involucrado en ningún asunto penal. De hecho, está en esa lista muy corta de líderes empresariales de Serbia que no han manchado su riqueza con negocios turbios. Tampoco ha estado próximo al régimen anterior ni al actual.

MOMENTO DIFÍCIL Todo eso no le libró de un secuestro sufrido en abril del 2002, cuando Stefan tenía 15 años. Milija Babovic salía del Centro de Deportes de Belgrado de jugar al fútbol y fue secuestrado a punta de pistola cuando se iba a montar en su coche. En aquel tiempo, una oleada de secuestros tenía atemorizada a la población más acaudalada y también a los extranjeros, otro de los objetivos preferentes. En el caso de Milija, la causa, según fuentes policiales, fue su negativa a satisfacer demandas de extorsión. Se aseguró que la petición de rescate era de cinco millones de dólares y hasta la policía creyó que había sido asesinado, pero el secuestro tuvo final feliz.