Nápoles - Barcelona

Xavi sale de un caos para meterse en otro

El atormentado Barça regresa tres años después a una eliminatoria de la Liga de Campeones para enfrentarse a un Nápoles destripado y que estrena entrenador

"No tengo la sensación de que me vayan a echar", mantiene Xavi

Xavi, en un entrenamiento del Barça.

Xavi, en un entrenamiento del Barça. / FCB

Francisco Cabezas

Para quien rechace el caos y se niegue a advertir belleza alguna en la perfecta destrucción, acudir a Nápoles puede arrimarle al desquicio. Coches que circulan a la vez en el mismo carril, motoristas suicidas que circulan cuesta abajo por los anillos del Infierno de Dante, o esas calles de paredes descascarilladas que amenazan con tragarte y después vomitarte. No hay rincón que no te recuerde que estás en una ciudad donde se adora el arte de lo sórdido y, claro, también a Diego Armando Maradona. Que vendría a ser lo mismo.

Y claro, de entre las tripas retorcidas del viejo y oxidado San Paolo de Nápoles, en el mismo lugar donde El Diego se vestía de ángel celeste en el césped para después travestirse ante el espejo de demonio, Xavi Hernández asomaba con el gesto propio de estar desubicado. No es para menos. El entrenador que se fue sin haberse ido y que ahora cumple una función similar al del entrenador interino, se sabe ante un examen definitivo. Por mucho que el presidente Joan Laporta continúe insistiéndole en que le permitirá acabar la temporada, por aquello de no pasar al recuerdo como el presidente que despidió a Messi, Koeman y Xavi.

El ambiente en el Barcelona es irrespirable. Frenkie de Jong protagonizó en Nápoles un furibundo ataque contra la prensa mientras salvaba de la quema a los mismos dirigentes que le quieren vender. Mientras, el pésimo juego del equipo ayuda a mitigar los males económicos e institucionales que consumen al club. Pero cualquier cosa parece poca en comparación con el Nápoles gobernado por otro capataz con maneras de otro tiempo, el productor cinematográfico Aurelio De Laurentiis, sobrino del mítico Dino De Laurentiis, productor de películas como la Biblia, Conan el Bárbaro o, sí, la bizarra Flash Gordon

Cuando todo arrima al surrealismo, ocurren cosas como que el campeón italiano -el Nápoles ganó la Serie A 33 años después- sume ya tres entrenadores en la temporada posterior al éxito. Tras la salida del añorado técnico Luciano Spalletti, ya han descarrilado Rudi García y Walter Mazzarri, éste ejecutado a 48 horas del duelo frente al Barça por un Aurelio Di Laurentiis que consideró buena idea anunciarlo en su cuenta de X.

Nuevo entrenador

Tan grotesco es el escenario que el nuevo entrenador, Francesco Calzona, actual seleccionador de Eslovaquia y cuyo mentor fue Maurizio Sarri, tuvo que ser presentado 24 horas antes del decisivo duelo frente al Barça. El plan de partido, pues, será una gran incógnita para Xavi, al que de poco servirá haber intentado entender por qué el Nápoles marcha noveno de la Serie A, a nueve puntos de los puestos de Champions y a 27 del líder, el Inter. 

No acaba aquí todo. Victor Osimhen, su jugador franquicia, delantero que tiene como gran referente al exazulgrana Emmanuel Amunike, llegó tarde de la Copa África. No participó en el último empate frente al Genoa, pero su participación frente a los azulgrana se presume imprescindible. Por mucho que lleve meses coqueteando con su salida, especialmente a un PSG que busca recambio a Kylian Mbappé. Tanto lío ha hecho perder frescura a Osimhen, que lleva ocho goles esta temporada (sólo uno en la Champions) en 18 partidos. El curso pasado marcó 31 en 39 encuentros, incluidos cinco en una Liga de Campeones en la que el Milan lo dejó fuera en cuartos de final.

Castigado por De Laurentiis el mediapunta más talentoso, Zielinski, por querer irse al Inter con la carta de libertad, buena parte de las opciones napolitanas pasan por los arrebatos de talento por la orilla izquierda del georgiano Khvicha Kvaratskhelia, a quien Koundé debería encargarse de controlar.

Obsesiones

Una de las obsesiones de un Xavi Hernández cada vez más resultadista y pendiente de las estadísticas y el Big Data, ni mucho menos del juego, pasa por el control defensivo, no tanto constructivo. De ahí que le pase por la cabeza dejar en el banco a Cubarsí para que Iñigo Martínez haga pareja en el centro de la defensa con Araujo; o que estabilice la apuesta por Christensen en el mediocentro en un centro del campo con cuatro piezas. Gündogan, que descansó de inicio en la insoportable tarde de Vigo, volverá a la titularidad junto a Pedri, que se escorará a la izquierda, y De Jong, que en Nápoles marcó el único gol a domicilio de su periplo continental.  

El Barcelona no gana fuera en la ida de los octavos de final de la Champions desde hace ocho años (0-2 al Arsenal en la temporada 2015-16). Ahí es nada.

"No tengo la sensación de que me vayan a echar", suspiró Xavi Hernández. "Yo pienso en positivo, no en escenarios negativos", zanjó. Bendito.