En las últimas semanas, el Gobierno del PP ha insistido en la fusión de entidades medianas, principalmente entre Unicaja, Ibercaja, Liberbank y Banco Mare Nostrum. No obstante, la hipotética operación se enfrió después de conocer la nueva reforma financiera que exige a las entidades a provisionar más allá de los activos tóxicos. Sin embargo, eso no ha sido óbice para que la insistencia del Ejecutivo central haya cristalizado en una más que probable operación de fusión.

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Según lo establecido por el Banco de España, las entidades tienen hasta el 11 de junio de plazo para presentar el plan de viabilidad que, posteriormente, deberá obtener el visto bueno del regulador. Ibercaja y Liberbank podrían dar a conocer el acuerdo hoy mismo, con lo que aún tendrían varios días de plazo para elaborar el plan de viabilidad.

En estos momentos, Ibercaja se encuentra en pleno proceso de absorción de Caja 3 --integrada por CAI, Caja Círculo de Burgo, Caja Badajoz--. De hecho, las negociaciones para llevar acabo el ajuste de oficinas y de plantilla se ha pospuesto hasta después del 11 de junio, según comentó la empresa a los representantes sindicales en su última reunión.

Con todo, a partir de ahora Ibercaja tendrá que trabajar a marchas forzadas para llevar a cabo la fusión con Caja3 y, de confirmarse este extremo, la de Liberbank. Además, tendrá que hacer frente a las provisiones del decreto de Guindos, que obligaba a Ibercaja y Caja3 a dotar 697 millones de euros. Otro asunto que deberá despejarse es quién estará al frente del nuevo grupo, aunque todo apunta a que Amado Franco, presidente de Ibercaja, podría hacerse con las riendas del mismo.

Ibercaja y Liberbank cuentan además con la ventaja de que se trata de entidades bastante saneadas, cuyos ratios de core capital rebasan el 10%. De hecho, tal y como ha repetido en múltiples ocasiones el presidente de Ibercaja, una de las condiciones para formar pareja de baile con otra entidad es la solvencia, más allá del tamaño.