CAMINO A LAS URNAS

Los rezagados de las elecciones: los últimos votos por correo

El plazo del voto se amplía del voto hasta este viernes a las 14.00

Todavía quedan 170.000 sufragios en España que están en el aire

Se amplía el plazo del voto por correo hasta este viernes a las 14.00 horas.

Se amplía el plazo del voto por correo hasta este viernes a las 14.00 horas. / MIGUEL ÁNGEL GRACIA

Judit Macarro

Judit Macarro

Quedan solo unas horas para que el plazo de votar por correo llegue a su fin y, aunque quedan todavía 1700.000 electores por recoger su documentación en Correos, las oficinaseste jueves estaban desiertas. El periodo ha sido ampliado, por segunda vez, a petición de la empresa de paquetería, hasta hoy a las 14.00 horas tras los problemas en la entrega de los papeles en los domicilios. Y, es que, todavía el 18 de julio estaban pendientes de recogida por los electores un 9,07 % de los envíos realizados. Por ello, la Junta Electoral Central ha tenido en cuenta la solicitud tanto de Correos, como las quejas de PP y Vox ante el «caos» en el servicio postal. Todo lo contrario que los sindicatos CCOO y UGT , quienes se han mostrado satisfechos de que Correos ponga «todos los medios necesarios a disposición de la ciudadanía para facilitar el ejercicio del derecho al voto postal».

Y, aunque el cronómetro para el gran día llega a su fin, todavía quedan muchas papeletas en el aire, cuyos dueños no han dado señales de vida, bien porque ya no están en sus domicilios y disfrutan de sus vacaciones, o bien porque por complicaciones no estaban en casa y todavía tienen que pasar por las oficinas. 

Pero la realidad es que, a pesar de que se le acaba el plazo a los más rezagados, ayer por la tarde la mayoría de servicios de mensajerías estaban vacíos. Ni un alma había en la oficina de la avenida de José Anselmo Clavé. En Correos de paseo Independencia, poco más de diez personas pasaron a lo largo de la tarde a por la documentación necesaria para ejercer el voto. Entre ellos, Elena, una joven farmacéutica, admite que en su caso «ha sido porque se me ha ido pasando». Ella pidió el voto por correo porque se iba a ir de vacaciones, aunque al final «por trabajo me tengo que quedar aquí». Cuando la empresa de mensajería llamó a su casa, Elena no estaba, así que «me he acercado hasta aquí porque ya que tenían los papeles, no me cuesta nada aunque el día de las elecciones lo pase en Zaragoza». 

Cinco minutos después, Alejandro entró por la puerta de la oficina y pidió turno para enviar el voto. Él también se iba a ir de vacaciones aunque, finalmente, «no ha cuajado la cosa». Aún así, el joven señaló que «en principio me iba la semana pasada, y aún no había recibido las papeletas, así que no hubiera podido votar».

Porque sí algo tienen en común todos los que pasaron por la oficina este jueves es que «cuando llamaron a la puerta, no estaba en casa». Menos Carlos, en cuyo caso solicitó «el voto el día 10, el 12 me notificaron que me lo habían entregado, cosa que no es verdad, y el día 17 me lo volvieron a enviar, pero, en ese momento, sí que no estaba en casa...». Una gestión que él calificó como «desastre», al menos en su caso, pero sabe que «desde Correos han hecho lo que han podido porque han tenido mucho trabajo... al final con tan poco tiempo y tanta cantidad de votos, pues es normal». 

En una esquina de la oficina, la encargada de seguridad comentó que «desde el martes, ya no ha venido tanta gente por aquí, aunque lo de ese día fue espectacular». Según la trabajadora, «el problema ha sido que la gente pidió el voto esperando que le llegara enseguida, pero estas cosas, y más con tanta cantidad de gente, llevan su tiempo». Porque si algo han sido estas elecciones para los ciudadanos es «muy precipitadas», aseguraba Carlos que añadía «no es que no haya venido antes porque no quisiera, es que las personas tenemos cosas que hacer y yo creo que muchos se van a quedar sin votar por eso mismo». 

María, junto con su marido, también fueron de los pocos que se acercaroneste jueves a correos en busca de la documentación perdida. Aunque, una vez ahí, «el proceso ha sido fácil, me han dado los papeles y no ha habido mayor complicación, además, han sido muy amables». Algo en lo que coincidió también Carlos, que quizás era el que más decepcionado estaba con la organización. 

En otros espacios más pequeños, como en la oficina de Gran Casa, los únicos que se acercaron a la mensajería fue para enviar o recoger paquetes. Así que, por lo que parece, el número de votos que quedan por enviar no tiene pinta de disminuir en estas últimas horas, a pesar del empeño por parte de Correos y de los partidos políticos.