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¿Cómo gana Ayuso terreno a Vox? Provocaciones y un mensaje identitario que atrae a la ultraderecha

Politólogos y expertos en comunicación política apuntan que la presidenta imita la comunicación de la extrema derecha y ha creado una "imagen en oposición permanente a los mismos enemigos de la ultraderecha"

Isabel Díaz Ayuso.

Isabel Díaz Ayuso. / EFE

Elena Marín

Un año después de la semana más negra del PP, en la que Isabel Díaz Ayuso ganó el pulso a Pablo Casado, ella, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha llegado a este periodo de precampaña como referente del ala más dura del partido conservador. Aquello de la "derechita cobarde" que decía Santiago Abascal, líder de Vox, hace tiempo que quedó desterrado en la comunidad que preside Díaz Ayuso porque la dirigente popular, aun sin lograr derrocar a Vox, ha conseguido contenerlo con un discurso que los propios votantes de la ultraderecha reconocen que les representa.

Ante el término "moderación" que se utiliza para definir a la actual dirección de Génova, en el PP de Madrid añaden la necesidad de la batalla cultural. Si en el PP más templado que representan el andaluz Juanma Moreno, Borja Sémper o el propio 

, la dirigente madrileña saca a relucir su ya célebre "que te vote Txapote", aun soliviantando a una parte de las víctimas de ETA, advierte de que la sociedad española se encuentra "en la antesala de la deriva totalitaria de la segunda república", establece paralelismos entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el autoritarismo de Daniel Ortega en Nicaragua, donde se encarcela a los opositores al régimen, o compara las protestas en defensa de la sanidad pública con las algaradas en Cataluña.

Populismos de derechas

Su discurso más agresivo y frentista contra Sánchez o contra determinados postulados de la izquierda han hecho que desde la oposición se compare a Ayuso con TrumpBolsonaro o los movimientos de la ultraderecha en general. ¿Es como ellos? "Su discurso tiene tintes populistas y trumpistas, eso es indudable, pero sus políticas son más ortodoxas", reconoce Ana Sofía Cardenal, profesora de Ciencias Políticas de la Universitá Oberta de Catalunya, que detalla que esa equiparación se produce por las "exageraciones y la distorsión ideológica" de su discurso: "Es quien lleva más lejos la caricatura de este Gobierno, al que llaman Frankenstein".

Guillermo Fernández, Profesor en Carlos III de Ciencia Política y especializado en derechas radicales europeas, establece también una diferencia entre el discurso y las políticas. Pero va más allá. Este politólogo autor de "Qué hacer con la extrema derecha en Europa", explica que en estos momentos los partidos conservadores europeos se enfrentan a la ultraderecha con cierta tensión y de dos maneras diferentes. Por un lado, están los que consideran que la indiferencia es la mejor estrategia para que estos movimientos no sigan ampliando su base social, por otro, los que entienden que para no perder a una parte de su electorado tienen que hacer suyas o copiar algunas consignas o formas de hacer de la ultraderecha. Y en este segundo saco mete a Ayuso.

"No tener complejos, su desparpajo o la provocación" la equiparan a personajes asociados al populismo como los mencionados, "pero es más comparable a la derecha clásica que ha imitado la comunicación política de la extrema derecha", explica Fernández, que cree que el equivalente más notorio de este tipo de estrategia sería Boris Johnson. "Ayuso es en realidad continuista respecto a Aguirre o Cifuentes, aunque su modelo liberal intenta siempre subir un grado más. Lo novedoso en ella es el estilo desenfadado, no solo con la izquierda sino incluso con los suyos, y su apuesta por la cuestión de la identidad, que es algo que da muchos votos. Esa idea de asociar su imagen con la identidad de un supuesto modelo de vida (el madrileñismo) que a la vez se contrapone a la izquierda y a los independentistas y que son los enemigos clásicos de la ultraderecha, eso es lo que presenta similitudes con la ultraderecha".

A este ejercicio identitario Belén Fernández-García, politóloga y miembro de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), lo llama "nativismo" y explica que es una de las características de la derecha radical, "una forma de nacionalismo excluyente", aunque en el caso de Ayuso tiene más que ver con la idea de reforzar la identidad madrileña frente a un Gobierno que la amenaza y no tanto contra los inmigrantes, como puede hacer Vox.

Debate con Vox en la Asamblea

En los plenos en la Asamblea de Madrid es cada vez más evidente cómo la representante de Vox, Rocío Monasterio, y Ayuso intentan marcar distancias una de la otra en la recta final de la legislatura. La primera poniendo sobre la mesa cuestiones más ideológicas como el aborto, problemas que asocia a la inmigración (como la falta de seguridad o el deterioro de los servicios públicos) o las cuestiones ligadas a la igualdad y la libertad sexual; la segunda echándole en cara su falta de iniciativa o incluso acusándole de copiar las que propone el Gobierno. "Proponen lo mismo que yo pero un poquito más", les dijo hace poco en un pleno. Aunque desde el punto de vista de los politólogos y expertos en comunicación política consultados es justo al revés: "El mérito de Ayuso es que no es tan fácil copiar, pero ella ha conseguido gustar al votante de extrema derecha copiando sus formas”, señala Cardenal.

Madrileñismo

"Ha construido una imagen en oposición permanente a los mismos enemigos de la ultraderecha, es el azote de Sánchez, de los independentistas y defensora de la identidad madrileña, un paquete en el que poco a poco ha ido incluyendo elementos de la agenda conservadora como la defensa de los toros, guiños a la iglesia católica... todo eso genera un efecto de proximidad a la extrema derecha aunque de facto haya diferencias", apuntala Fernández, que equipara este ejercicio de Ayuso por incorporar los valores conservadores en un mensaje identitario con lo que ocurrió en Cataluña, donde poco a poco las esteladas de los balcones empezaron a estar acompañados de proclamas asociadas a la izquierda.

"Si fuera trumpista no estaría en el PP sino en Vox y la hubieran fichado con todos los honores" reflexiona Jorge Santiago, Doctor en Comunicación Política por la Universidad Camilo José Cela. Desde su punto de vista hay que "diferenciar el papel gubernamental", en el que quien está al frente tiene que gobernar para todos, "y el electoral", que en los últimos tiempos en el panorama político español es permanente. Lo que hace Ayuso es "funambulismo" y procurar "no pisar las baldosas equivocadas".

Fernadez concluye diciendo que no parece que Ayuso esté obsesionada con la inmigración, el aborto o las identidades sexuales como han mostrado los líderes asociados a nivel internacional con la ultraderecha o como Vox en España, pero ha logrado que su discurso "provocador, desenfadado e identitario" guste al votante del partido de Abascal.