David Cortés, de Albalate del Arzobispo, ganó ayer el concurso de recortadores de toros de Zaragoza, con lleno casi total. El turolense, de 20 años, que contó desde el primer momento con el apoyo del público, se impuso en una reñidísima final al madrileño Jesús Benito Chispas, ganador del concurso de campeón de campeones en Las Ventas y que ayer realizó lances memorables y quedó segundo.

Veinte mozos intervinieron ataviados a la goyesca. En el transcurso del primer toro, el recortador Juan Manuel Corcovado resultó cogido en lo alto del muslo izquierdo y fue intervenido en el Hospital Militar. Al final del festejo, su estado no era grave.

Sergio Delgado, de Chinchón (Madrid), cuatro veces campeón de España , fue ayer tercero, con recortes en el punto ciego, justo donde el toro no puede revolverse y con un arrojo que puso a la plaza en vilo. El valenciano Emilio Torres (cuarto) ejecutó con fineza el estatuismo de Don Tancredo y buenos adornos de rodillas. El quinto clasificado fue Sergio Redondo, de Arganda del Rey (Madrid) curvada la espalda en tensión máxima, que tuvo que sentir el viento que llevaba el toro.lleno de valentía y arrojo.

"Estoy feliz de haber ganado en Zaragoza; era mi sueño", explicó David Cortés a este diario. En los últimos lances, cuando el premio estaba todavía en el aire y los cinco finalistas se exigían al máximo, el recortador turolense sufrió un percance que no tuvo consecuencias pero le dejó un costurón superficial de 40 centímetros en la espalda.

Su forma de sobreponerse y de volver a encarar a su enemigo le valió la mayor ovación del festejo. Era la tercera vez que David Cortés comparecía en este concurso en Zaragoza: "El primer año, sin experiencia, estuve flojo; el año pasado el toro no acompañó y este año me he sentido arropado por todo el mundo", explicó, sin pasar por la enfermería.

Aparte de este único recortador aragonés el resto de los concursantes provenían de Madrid, Toledo, Valencia y Cáceres y se repartieron por sorteo en cinco tandas, con otros tantos toros de las ganaderías de Antonio Retagorri y de Atanasio Fernández. El primer toro resultó manso y peligroso, al encelarse tras la cogida a un mozo; el cuarto, cojo de una pata, fue sustituido por un sobrero. El resto de la corrida resultó brava. Hubo recortes muy arriesgados ante reses que primero rozaban las espaldas y cuando estaban cansadas segaban las piernas de los recortadores.