ZITY COMEDY

Crónica de Faemino y Cansado: Un vermú de risas y vítores

El emblemático dúo cómico ha actuado este sábado en la carpa Remember de Espacio Zity

Álvaro Jordán

Álvaro Jordán

Con más de 30 años de trayectoria profesional, Faemino y Cansado apenas dejan espacio a la incertidumbre con sus números humorísticos, pues como deja entrever siempre el vitoreo del público, cada una de sus funciones la concluyen con matrícula de honor. Por supuesto, en Zaragoza no iba a ser menos, donde el dúo madrileño ha podido demostrar en el recinto de Espacio Zity el porqué de su reputación como uno de los mejores dúos cómicos en la historia de España. La velada de Carlos Faemino y Javier Cansado ha arrancado con grandes expectativas a las 12.30 horas, donde se podía comprobar cómo no cabía ni un alfiler en la carpa Remember tras haber logrado el 'sold out'.

Las generaciones de los años 60 y 70 (el público mayoritario en la velada) ha reflejado en sus miradas un fulgor de nostalgia, de añoranza por sus años de juventud en la que pudieron disfrutar de los inicios y evolución de aquellos entrañables artistas, que daban sus primeros pasos con humildes actuaciones en el Parque del Retiro de Madrid.

Nada más pisar el escenario, Faemino y Cansado se han encontrado listos para brindar dos horas completas de abrazos al humor, a través de una comedia absurda, sarcástica y bizarra: el mejor refrigerio para la hora del vermú. Los antiguos Tato y Kiko han comenzado con varios ataques de sinceridad y humor propio hacia ellos mismos, con frases como «Las ganancias de taquilla... hombre pues la mayoría son para nosotros, no te jode» u «Oye, que esto está currado... El primer ensayo lo hemos hecho hace dos horas». También juegos de palabras como «Me mordió un perro en el tobillo derecho y tuve que hacerle artes marciales... Le hice caipirinha de esa» o «Al final el perro sufrió una muerte silenciosa... lo atropelló un Tesla». Una comedia repartida entre múltiples 'gags' y dimensiones humorísticas que, a veces, han rozado la fina línea de lo negro, sin buscar el daño a nadie.

Espacio para la crítica social

Cómo no, la comedia siempre busca sacar esa pequeña dosis de dopamina, pero también puede usarse para hacer reflexionar a uno. Y eso es precisamente lo que esta legendaria pareja ha querido hacer durante el último cuarto de su número. Esto ha dado espacio a temas a veces demasiado pasados por alto como las críticas sociales o la reivindicación de uno mismo.

Elementos que han concluído con dobles sentidos como «Queríamos irnos de safari hasta que vimos al Rey... ahí se nos quitaron las ganas» o «Nuestros peores críticos dicen que no somos humoristas, porque nunca contamos chistes según ellos. Venga, allá va uno: cobramos más que los actores del musical del Rey León y sin necesidad de chillar sinsentidos en el escenario». Pequeños platillos que han servido un cóctel de lo más elegante. La cuenta y la propina han sido consideradas: risas y aplausos sin parar por parte del público hasta el final.

Faemino y Cansado no necesitan una puesta en escena excesiva para mostrar todos los mensajes que necesitan que se lancen. Tres décadas después, son el vivo ejemplo de que, a veces, el humor más absurdo y bizarro puede ser el canal perfecto para difundir un mensaje efectivo y, sobre todo, atemporal. Al final, un mensaje necesita perdurar en el tiempo. Intentar llegar a un punto en el que se recuerde a su emisario por ello. Y, sin duda, Faemino y Cansado lo han logrado. Un aplauso a lo absurdo y a la comedia