Por primera vez, la Asamblea Nacional de Cuba inaugurará hoy una legislatura sin la presencia y el protagonismo de Fidel Castro, pero aún, desde su lecho de enfermo, con todo el peso de su carisma gravitando sobre los 614 nuevos diputados y, más aún, por la impronta de la costumbre de escucharlo decir siempre la última palabra.

Las miradas que antes se dirigían inexorablemente hacia Fidel, a su sitio en medio de la mesa presidencial, en busca de su criterio o su aprobación sobre cualquier tema, por simple que fuera, ahora lo harán hacia su hermano Raúl, presidente interino desde el 2006.

Fidel es comandante en jefe desde que capitaneaba la lucha de guerrillas y luego lo fue por la ley que une esta responsabilidad a la de jefe de Estado, funciones ambas que había desempeñado hasta el presente.

La opinión pública considera seguro que Fidel, pese a su negativa, será reelegido comandante en jefe, pero esta vez, dado su estado de salud, solo debe ser asignado como un cargo honorífico, que desaparecerá con él. También se da por sentado que la designación de jefe de Estado recaerá en Raúl, lo que implica, según la Constitución, asumir a su vez el cargo de jefe de Gobierno. No obstante, este cargo se especula que, por vez primera será diferido a otra figura, presumiblemente Carlos Lage, pero solo una vez se modifique la ley fundamental.

La fórmula es la siguiente: si Cuba tiene un Titán de Bronce, que es Antonio Maceo, un generalísimo, con el que se define al dominicano y héroe de las luchas mambisas, Máximo Gómez; un Señor de la Vanguardia Camilo Cienfuegos y un Guerrillero Heroico, epíteto del Che Guevara, ¿por qué no habrá de tener un eterno Comandante en Jefe?

Respecto a la división de poderes, por ley Fidel los asumía todos, más el de secretario general del Partido Comunista, único existente en el país, y sobre cuya jefatura solo se sabrá cuando efectúe su congreso, probablemente este mismo año y que por ser este, en realidad, el cargo de más poder en la nación, es de esperar que también quede en manos de Raúl. Quien sea el secretario general del Partido, será el hombre.

Las otras responsabilidades que se decidirán mañana, cuando se abra la nueva legislatura, serán las de la dirección de la Asamblea Popular, hasta hora presidida por Ricardo Alarcón, y quizá se conozca la nueva composición del Gabinete, que tiene entre sus cargos claves las carteras de los cuerpos armados, que son los ministerios de las Fuerzas Armadas (Defensa) y del Interior (Gobernación), y, luego los de Agricultura, Economía y Financias. Es por estos últimos por donde se espera comiencen los cambios que se anuncian.

La propaganda oficial define este movimiento como una "transición hacia más socialismo", lo que con el paso de los días se irá conociendo en la práctica qué quiere decir en realidad, aunque a todos les queda claro que el país lo que necesita no es más, sino mejor socialismo, con los pies puestos en la tierra, en el día a día de los cubanos, con salud y educación gratuitos, pero con las múltiples carencias.

El libro más vendido en la Feria Internacional del Libro que tiene lugar en La Habana, y el que año pasado fue Cien horas con Fidel, esta vez correspondió a Cien años de soledad, del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez. El texto concluye afirmando: "Las estirpes, condenadas a cien años de soledad, no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra". Los cubanos, sí creen que la tienen.