La riada del Gállego, que duplicó con creces el nivel de avenida ordinaria en Zaragoza --pasó de 800 metros cúbicos por segundo cuando el cauce admite 325--, provocó ayer en la capital aragonesa y en poblaciones como Zuera y San Mateo una jornada de zafarrancho con cortes de carreteras, caminos y calles, daños en acequias, la inundación de bajos y vías y el desalojo de vecinos de dos urbanizaciones de Peñaflor.

La cresta de la crecida --de 820.000 litros por segundo-- llegó a Zuera la madrugada del domingo y pasadas las seis de la tarde a Zaragoza. Y lo hizo, como consecuencia de las copiosas y constantes aportaciones de los barrancos, en forme de meseta que se mantuvo durante más de ocho horas.

Esa circunstancia, y el hecho de que la propia corriente del Ebro hacia el Este frenara su evacuación, multiplicó los daños, que en ningún caso llegaron a ser personales. Tanto la DGA como el ayuntamiento, cuyos responsables --la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, y los concejales Jerónimo Blasco y Laureano Garín-- visitaron las zonas afectadas, activaron sus planes de emergencia.

DESALOJO Sobre las cuatro de la mañana fue desalojada la veintena de ocupantes de la urbanización Peña Soto Ortiz, de Peñaflor, y de otras casas y torres cercanas ante la crecida del río, que anegó sus viviendas. Uno de ellos tuvo que ser rescatado del tejado, y un coche de la Policía Local quedó sumergido bajo el agua tras quedar atascado. Una docena de vecinos, entre ellos dos bebés, pasaron la noche en el polideportivo del barrio rural.

En Movera quedaron cortados los caminos de la Vaquería y del Vado y fue desalojada la perrera de Adepca al quedar inundada. Una persona impedida tuvo que ser evacuada para que su familia pudiera hacerse cargo de ella.

Paralelamente, la Policía Local y los Bomberos inspeccionaron varias granjas en los barrios rurales cercanos al Gállego y en el área de la avenida de Cataluña.

Durante la madrugada y la mañana del domingo, la riada anegó varias zonas urbanas de Zuera y de San Mateo. En la primera localidad, el ayuntamiento ordenó el cierre de calles para evitar la presencia de vehículos en el área de riesgo.

En esos primeros momentos de la jornada, los responsables de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y de Protección Civil prestaban especial atención al puente del ferrocarril de la papelera la Montañanesa, cuyos ojos estaban cubiertos por el agua antes de mediodía. Temían que una obturación pudiera agravar los efectos de la crecida, aunque esa situación no llegó a producirse.

ZARAGOZA CIUDAD La cresta de la avenida llegó en torno a las 18.30 horas a la capital aragonesa, donde provocó numerosos problemas en Vadorrey y la Jota. Antes, el ayuntamiento había abatido el azud del Ebro para evitar inundaciones en los bajos de los edificios cercanos y había cerrado la pasarela peatonal de la avenida Cataluña.

El agua del Gállego llegó a cubrir el balasto de la vía de tren cercana al Tercer Cinturón, que fue cortado a la circulación entre La Jota y Vadorrey, al tiempo que el agua inundaba amplias zonas de ambos barrios. La Policía Local reguló el tráfico de manera que los vehículos que transitaban hacia la margen izquierda del Ebro lo hacían por el paseo Echegaray y Caballero mientras canalizaban por la avenida Cataluña los vehículos que se dirigían hacia el interior de la ciudad. Fuentes municipales explicaron que el corte de la Z-30 iba a prolongarse, como mínimo, hasta entrada la jornada de hoy lunes.

Por la tarde, los Bomberos, que a lo largo de toda la jornada estuvieron realizando tareas de inspección, movilizaron a una docena de voluntarios de Protección Civil para organizar tres puntos de vigilancia en zonas en las que existía el riesgo de que la crecida causara daños: la pasarela peatonal de la avenida Cataluña, un punto de Movera y una zona de viviendas cercana a la factoría de Balay.

Las previsiones apuntan a que a lo largo de la pasada madrugada el caudal del Gállego iría decreciendo para normalizarse en los próximos días.