Evidencia del mal momento por el que atraviesa la investigación en España es la desesperada intervención que hizo, esta pasada semana, el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), indiscutible institución de referencia de nuestro país. Emilio Lora-Tamayo pidió 75 millones de euros para evitar un "cataclismo", solicitud que, en parte, fue atendida por el Gobierno. El jueves, la secretaria de Estado de I+D+I, Carmen Vela, prometió que el centro recibirá 50 millones el próximo trimestre, aún por debajo de lo exigido por Lora-Tamayo.

En Aragón, el CSIC cuenta con seis institutos y unos 500 investigadores adscritos. Su delegado, Víctor Orera, se muestra muy crítico con la política del Gobierno, cuya "falta de sensibilidad" para con la ciencia "ya empezó con el anterior". Orera recuerda que formar a un joven científico puede costar unos 300.000 euros, inversión que se pierde si, tras una estancia en el exterior, acaba por no volver.